Amaneció

El equipo del programa con el Ondas

Soy uno de esos tipos raros a los que les gusta madrugar, pero desde esta semana me va a costar un poco más. Con muchos de vosotros he hablado de Si amanece nos vamos, programa de la Cadena Ser, que de lunes a viernes se emitía desde Barcelona entre las 4:00 y las 6:00 de la mañana, y que, salvo los meses de verano, me ayudaba a empezar el día con una sonrisa.

Durante muchos años, Roberto Sánchez, Gregorio Benítez (que se fue en 2011), María José Gil ('Marigil'), Ángela Sánchez, Miguel Ripoll (el técnico, que es de verdad, del Real Madrid, que juega en los Panzers de Calafell y cuya voz nunca hemos oído en el programa), David Muñoz, Marc Guaita y el resto del equipo me han acompañado con su ingenio, su irreverencia, sus coñas, sus imitaciones, y sus personajes, empezando por el Rey, a quien parodiaban ('Se ve que ya...') muchos años antes de que se 'cayera' cazando elefantes en Bostwana.

Para mí, dejan un hueco muy difícil de llenar. Como todos los años, les esperaba el primer lunes de septiembre. 18 años y 5.000 programes después, se despiden por la puerta de atrás, en el marco de la nueva programación de la Ser. A cambio, ahora me encuentro con la reedición de El Larguero, y tengo que oír hablar, una vez más, de las rabietas de Mourinho y la 'tristeza' de CR7. Durante estos días hablaban algo de La Vuelta a España, pero eso ya se ha terminado.

Seguro que no tenían mucha audiencia (a esas horas ¿quién está despierto?) pero hacía un humor inteligente, cargado de ingenio, con guiones rabiosamente pagados a la actualidad, de la que exploraban todas sus aristas, especialmente aquellas que podían dar lugar a equívocos, que derivaban en sus inigualables parodias.

Puede que la Ser se ahorre la producción y la retribución del equipo del programa (seguro que una mínima parte de lo que cobran algunas de sus 'estrellas'), pero nos ha dejado -al menos a mí- huérfanos de algo tan necesario como el humor, un humor ingenioso, que voy a echar en falta por las mañanas.

¡Qué lástima que la radio se parezca, cada vez más, a la televisión.