Se
exhibe estos días en los cines la tercera entrega de la secuela ‘Resacón en Las
Vegas’, cuyo éxito en taquilla -¿será por mi edad?- no soy capaz de explicarme.
Como
tampoco entiendo que la inmensa mayoría de los jugadores de la Real Sociedad
volaran directamente de La Coruña a Ibiza, donde tenían previsto celebrar la
despedida de soltero de alguno de ellos.
Nunca
he entendido –vuelve a asomar el carcamal- esta moda de celebrar las despedidas
de soltero lejos del lugar donde se reside, debida –supongo- a que en un
entorno conocido sería inimaginable cometer los excesos ni someter al novio/a a
las sevicias de todo tipo en los que se incurre en tales ‘eventos’.
Dejando
a un lado el juicio que me puedan merecer esos comportamientos, puedo entender
que los jugadores de la Real son jóvenes de su tiempo y que, por lo tanto, les
puede resultar natural hacer lo mismo que harían otros jóvenes en sus mismas
circunstancias.
Lo que
ya me resulta más difícil de entender es que tengan que celebrar esa fiesta
particular –de la que no tienen que dar mayores explicaciones- en un momento en
el que su presencia, como personajes públicos que son, podía ser reclamada por
una afición a la que han hecho disfrutar como no había disfrutado en los
últimos diez años y que había sufrido el sábado por la noche, durante treinta
minutos interminables, mientras el Depor asediaba la portería de Bravo.
Por
eso, porque no han estado donde les tocaba estar en estos momentos, es por lo
que nos hemos enterado todos de que estaban de ‘Resacón en Ibiza’.
Hablando
de Ibiza, tampoco resulta muy ejemplar, en los tiempos que corren, con lo
prietos que seguro que andan muchos de sus seguidores, que esos futbolistas, ídolos de muchos jóvenes,
que deberían predicar con su ejemplo, se hayan tenido que ir ¡hasta Ibiza! a celebrar una
despedida de soltero.
Conozco
a alguno de los jugadores y me parecen unos chavales estupendos, con un
puntito, tal vez, de inmadurez, que se manifiesta en estos comportamientos.
¡Ojalá!
que aprendan de errores como este y nos sigan haciendo disfrutar de su fútbol y
de su comportamiento en el campo y fuera de él, como la semana pasada, cuando se acercaron a un comedor de Caritas.
'De hombres es equivocarse; de locos persistir en el error.'
(Cicerón)
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