Se levantó tarde. Desayunó y se pasó un buen rato en la ducha. Se puso la camiseta de La Real. A las doce y diez salió de casa diciendo, ya en la puerta, que no vendría a comer.
Se juntó con la cuadrilla en la Parte Vieja y fueron al puerto, a disfrutar del ambiente, sin prestar mucha atención a las regatas, más atentos a la parte festiva que a la deportiva de las estropadas.
La sidra, la cerveza, el kalimotxo y alguna bebida más contundente empezaron a correr, transfor-mando la Parte Vieja en un inmenso botellón, donde el ruido competía con la suciedad, mientras se aproximaba la hora de ir a Anoeta.
Llegaron tarde y en bastante mal estado. Del partido no recuerda demasiado, salvo un cántico: 'Villa, Villa; kaka pila', al que se sumó con entusiasmo.
Llegó a casa bastante perjudicad@, pero por su propio pie, no como un par de colegas que tuvieron que pedir un taxi.
Hoy empiezan las clases, con el aliciente de que el próximo domingo vuelve a haber estropadas. Más adelante, los rigores del curso se compensarán con alguna escapada a Zarautz, el Kilometroak y Santo Tomas.
Planazo ¿verdad?
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