Hace mucho tiempo que no hablaba de literatura en este blog. No es que haya dejado de leer, lo sigo haciendo y de forma a veces compulsiva. Es lo que me ha pasado con Cordelia, segunda novela de Peru Cámara (Portugalete, 1978).
Hace unos días, en El Diario Vasco, entrevistaban al escritor, que presentaba su segunda novela, Cordelia, y me apresuré a comprarla. Sus más de quinientas páginas las devoré entre la tarde de ayer, el viaje de ida y vuelta en autobús a Vitoria de esta mañana, y lo que quedaba, lo he liquidado después de comer.
Si en Galerna, una galerna sacude Donostia, en Cordelia, una terrible borrasca bautizada con ese nombre, tiene su epicentro en la Sierra de Aralar, donde aparece el cadáver de una vecina de Lekunberri, a mediados de febrero de 2020, unas pocas semanas antes de aquella movida del Covid.
Con los mismos protagonistas, el forense Aitor Intxaurraga, el ahora inspector de la Ertzaintza Jaime Otamendi, y la bióloga marina Eva San Pedro tratan de avanzar, contrarreloj y contra los elementos, en un caso que los lleva hasta un centro de alto rendimiento deportivo de Euskadi y a los dudosos métodos de su director. Pero en un azaroso revés, la investigación los trasladará a un trágico accidente del pasado: la desaparición de una joven de Barakaldo en las trágicas inundaciones de 1983.
Yo estudié en Bilbao de 1973 a 1978 y tengo un vivo recuerdo de esa margen izquierda, que la novela refleja con toda su crudeza. Y con la misma crudeza retrata la sociedad actual que, a los que ya tenemos una edad, cada día nos gusta menos.
Acción trepidante, saltos de guión, sorpresas y un desenlace...
Si queréis pasar un buen rato de lectura, con el corazón en un puño, es una magnífica elección.
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