jueves, 16 de enero de 2014

Como los malos árbitros

Durante 13 años, de 1973 a 1986, fui árbitro de fútbol. Es una etapa de mi vida de la que guardo un gran recuerdo, por lo que me ayudó a desarrollar compe-tencias como la integridad, la iniciativa, la autocon-fianza, el autocontrol, la flexibilidad, el trabajo en equipo y el pensamiento conceptual.

En esos 13 años me equivoqué, cometí errores y traté de aprender de ellos lo que no enseñan los libros. Y creo que ese aprendizaje me hizo mejor persona y mejor profesional.

Pues bien, hablando de errores, no me duelen tanto los penaltis pitados o no, las tarjetas obviadas o equivocadas, los goles en fuera de juego o mal anulados, como aquellas ocasiones en las que, para compensar un error involuntario, incurrí en otro error, que, en este caso, pasaba a ser voluntario. Soy humano y lo hice alguna vez, pero cada vez que sucedió me dejó muy mal cuerpo y peor conciencia.

El Gobierno Vasco, entre otras instituciones, ha contribuido a la financiación de San Mamés Barria con una –en mi opinión- obscena millonada de euros que son injustificables en el marco de la situación socio-económica que estamos viviendo, subvencionando, a fondo perdido, a una sociedad deportiva cuyos profesionales perciben cifras que multiplican hasta por tres dígitos el salario de un trabajador medio. No digamos el de un desempleado.

Es posible que, en su momento, esa decisión se tomara al calor del entusiasmo que despierta en Athletic de Bilbao en toda la sociedad bizkaina, sin un mínimo análisis del coste de oportunidad de esos millones, que podían haber invertido, por ejemplo, en innovación e investigación y desarrollo (las conocidas I+D+i). Lo que ya no me cuela es que los 10 millones de euros que decía la prensa de ayer que el Gobierno Vasco va a dar a la Real para la reforma de Anoeta, se hayan dado con el mismo entusiasmo ni en el mismo estado de obnubilación. Creo que lo han hecho, como los malos árbitros, para compensar. Y como casi todas las compensaciones de esos malos árbitros, ha sido desequilibrada, como si un pecado venial pudiera compensar el pecado mortal previamente cometido.

Yo, como ciudadano, desapruebo que con el dinero de los contribuyentes se subvencione a sociedades deportivas profesionales. Y en estos casos, solicitaría un referéndum a toda la población para que se manifieste al respecto.

2 comentarios:

  1. ¡Y que no se sigan dando cuenta de lo que está pasando a nuestro alrededor! ¿Hasta cuándo tendremos paciencia con quienes derrochan los dineros de todos?

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    1. Lo de Burgos puede ser una alerta. Lo del fútbol es mucho más complicado. Panem et circenses.

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