Durante
13 años, de 1973 a 1986, fui árbitro de fútbol. Es una etapa de mi vida de la
que guardo un gran recuerdo, por lo que me ayudó a desarrollar compe-tencias como
la integridad, la iniciativa, la autocon-fianza, el autocontrol, la flexibilidad,
el trabajo en equipo y el pensamiento conceptual.
En
esos 13 años me equivoqué, cometí errores y traté de aprender de ellos lo que no enseñan los libros. Y creo que ese aprendizaje me hizo mejor persona y mejor
profesional.
Pues
bien, hablando de errores, no me duelen tanto los penaltis pitados o no, las
tarjetas obviadas o equivocadas, los goles en fuera de juego o mal anulados,
como aquellas ocasiones en las que, para compensar un error involuntario,
incurrí en otro error, que, en este caso, pasaba a ser voluntario. Soy humano y
lo hice alguna vez, pero cada vez que sucedió me dejó muy mal cuerpo y peor
conciencia.
El
Gobierno Vasco, entre otras instituciones, ha contribuido a la financiación de
San Mamés Barria con una –en
mi opinión- obscena millonada de euros que son injustificables en el marco de la
situación socio-económica que estamos viviendo, subvencionando, a fondo perdido,
a una sociedad deportiva cuyos profesionales perciben cifras que multiplican
hasta por tres dígitos el salario de un trabajador medio. No digamos el de un
desempleado.
Es
posible que, en su momento, esa decisión se tomara al calor del entusiasmo que
despierta en Athletic de Bilbao en toda la sociedad
bizkaina, sin un mínimo análisis del coste de
oportunidad de esos millones, que podían haber invertido, por ejemplo, en
innovación e investigación y desarrollo (las conocidas I+D+i). Lo que ya no me cuela es que los 10 millones de
euros que decía la prensa de ayer que el Gobierno Vasco va a dar a la Real para
la reforma de Anoeta, se hayan dado con el mismo
entusiasmo ni en el mismo estado de obnubilación. Creo que lo han hecho, como los malos
árbitros, para compensar. Y como casi todas las compensaciones de esos malos
árbitros, ha sido desequilibrada, como si un pecado venial pudiera compensar el
pecado mortal previamente cometido.
Yo,
como ciudadano, desapruebo que con el dinero de los contribuyentes se
subvencione a sociedades deportivas profesionales. Y en estos casos,
solicitaría un referéndum a toda la población para que se manifieste al
respecto.
¡Y que no se sigan dando cuenta de lo que está pasando a nuestro alrededor! ¿Hasta cuándo tendremos paciencia con quienes derrochan los dineros de todos?
ResponderEliminarLo de Burgos puede ser una alerta. Lo del fútbol es mucho más complicado. Panem et circenses.
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