viernes, 7 de marzo de 2014

Cinema Paradiso

El pasado miércoles, mientras comía, leí en el periódico que a las 15:30, en La Sexta 3, emitían Cinema Paradiso, una de mis deudas pendientes. Así que reorganicé mi agenda, me senté delante de la tele, y me dispuse a saldarla. Contando dos o tres interrupciones publicitarias obscenas, hasta las 18:00 horas, disfruté de una película maravillosa, imprescindible, que hace honor a la fama que le precede y que nos devuelve a la época mágica del cine.

Es un homenaje y una declaración de honor al cine. A ese cine que recuerdo de mi época de chaval, las sesiones dobles, la censura, la fila de los mancos, los gritos, los aplausos, las lágrimas, las risas...

El cine como acontecimiento social, como rito y hasta como liturgia, tan alejado de ese cine aséptico y profiláctico de nuestros días, en salas pequeñas y semi-vacías o en el aislamiento del vídeo doméstico.

Cinema Paradiso nos permite rememorar un tiempo pasado, tal vez no mejor, en el que reconocemos comportamientos, valores y principios ya olvidados en este mundo tan políticamente correcto que nos está tocando vivir. Y nos permite disfrutar de extraordinarias interpretaciones como la del gran Philippe Noiret, que borda el papel de Alfredo, el viejo proyeccionista del Cinema Paradiso del pueblo siciliano de Giancaldo.

Los que no la hayáis visto, os estáis perdiendo algo más que un clásico: una verdadera joya.


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