Así bautizó el mítico José Luis Bereciartua al Velodromo de Anoeta, refugio de lujo para los atletas donostiarras y de los alrededores, como alternativa al frío, la lluvia, el viento y hasta al granizo y la nieve, que nos han castigado este invierno e insisten en seguir haciéndolo durante la primavera.
Esta semana ya llevo tres sesiones, con la de esta mañana, utilizando esa magnífica instalación, huyendo de la lluvia y/o el viento que se habían adueñado del mini-estadio de Anoeta.
Debo reconocer que como los toros mansos a las tablas, también yo tengo una querencia natural a buscar el abrigo de ese coliseo a nada que la climatología amague con enseñar sus garras más o menos afiladas.
No sé lo que haría si tuviera que entrenar en Zumarraga con el grupo de atletas de Argixao, como los que aparecen en la foto de la derecha el pasado mes de febrero, mientras caía una nevada que teñía de blanco la pista. Observad la sonrisa de todos ellos y la audacia de Sergio García, en pantalón corto. Junto a él, hacia la izquierda: Yeray Varela, Unai Hernández, Tasio Gómez y ¿?, todos ellos del Aloña Mendi. No andarían lejos atletas del Goierri Garaia, como Ricardo Veleda.
Estuve entrenando con ellos una tarde, allá por el mes de septiembre, y me invitaron a volver un día que hiciera mal tiempo de verdad. Visto el panorama, esperaré hasta el mes de mayo confiando en que al menos no nieve. La ausencia del granizo no sé si la puedo descontar.
Hay otro aspecto que yo resaltaría. Nos parece tan natural que lo obviamos. Estos días me han comentado que en Sabadell, creo, tienen también una preciosa pista cubierta pero que no les dejan usar. No profundicé en los motivos. Desde que soy niño recuerdo el velódromo como alternativa lógica al mal tiempo. Parece que la lógica no se impone en otros lares.
ResponderEliminarAsí es, Ramón. Esta misma mañana, me contaban que para usar las pistas en Pamplona (exteriores ¿eh?), tienes que estar federado. Increíble ¿verdad?
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