El domingo, con sesenta años y un día, correré mi 25ª
B/SS; unas bodas de plata a las que, como todos los matrimonios, hemos llegado después de superar el ena-moramiento inicial, la difícil convivencia, alguna crisis, y la definitiva estabilidad que espero mantener mientras el cuerpo aguante.
Nos enamoramos en 1986, un poco tarde para mí, que tenía 31 años, mientras que la
B/SS era una jovencita 'criogenizada' de 22 años, que había vuelto a la vida en 1979. Pagué mi entusiasmo y llegué destrozado a la meta en 1:30:45, con un tremendo dolor en la rodilla izquierda, que me tuvo casi seis meses paralizado.
Seguimos juntos sin interrupción hasta 1993, ocho años, y nos separamos por primera vez en 1994. Ese año, le fui infiel y volé hasta New York para correr su maratón, justo una semana antes de
la B/SS. Volví al hogar en 1995 y permanecí ocho años más, hasta 2002. En esos años, hicimos hasta algún trío, porque en 1999, 2000 y 2001, corrí con mi mujer.
Iñigo y yo en 2008 |
No corrí en 2003, tampoco en 2004, 2005 y 2006. Los criterios deportivos pudieron más que los afectivos. Salvo en 1991 -cuando hice mi mejor marca (1:12:12) y no corrí el maratón- la B/SS nunca
fue un objetivo deportivo. Visto desde la distancia que da el tiempo, me arrepiento de ese aleja-miento temporal de la reina de las populares.
Fueron los hijos, como en muchos matrimonios, los que nos volvieron a juntar. Tras una tímida aproximación, en 2007, tentado por unos compañeros de trabajo mucho más jóvenes, en 2008 acompañé
a mi hijo Iñigo en su debut, con 16 años recién cumplidos. También le acompañé al año siguiente, pero ya no le pude seguir en 2010 y mucho menos en 2011, 2012 y 2013.
B/SS 2014 |
El año pasado disfruté en el pelotón popular acompañan-do a mi hija, que debutaba. Y el plan para el domingo era volver a correr con ella. No podrá ser por culpa de un inoportuno esguince de
Maria, que nos esperará cámara en ristre en la subida del Alto de Miracruz. Será mi 25ª B/SS y la 8ª de
Iñigo, que no ha fallado una desde su debut.
No sé cómo la correré, ni si me responderán las piernas a ritmos por debajo de los todavía cómodos para mí de
Maria. Pero sí sé que volveré a disfrutar como la primera vez en cada una de las subidas y al paso por cada una de las calles del recorrido, abarrotadas de público. Y esa sensación, para los que se quejan del precio de la B/SS, no tiene precio.
Cuánta razón tenía Antonio Machado cuando dijo aquello de:
‘Todo necio confunde valor y precio’.
Yo no tengo para nada ese idilio con la B-SS; la corrí unas 8 veces, las primeras empezando en el atletismo y años despues (tras los mejores años en pista) 5 veces "preparandola". Aunque las 5 logré bajar de 1h10', reconozco que las hice en gran parte por el "reconocimiento popular" de la marca de uno en la Behobia, porque ni me gustaba la distancia, ni el recorrido, ni el perfil, y el aplauso de los espectadores sí que es una maravilla, pero corriendo a destajo...tampoco se disfruta.
ResponderEliminarTodo ello sumado a que si preparas una temporada atlética de cross, pista cubierta y pista al aire libre está ubicada en una fecha totalmente inadecuada.
Respecto al devenir que ha tenido, en número de participación, en subida imparable de precio, en salidas en diferentes horas, en impacto mediático, reportajes en prensa, etc, tengo mi opinión, pero como no es nada positiva creo que hoy no es el día de expresarla.
Dicho todo esto, es una fiesta popular tremebunda, y tiene un éxito sin igual entre el corredor popular, y eso no se obtiene por casualidad.
A cada uno lo suyo. Y buena Behobia a todo el que la corra.
Disfrutaste, Gabriel? Lo dudo.
ResponderEliminarY creo que no soy un necio, sino simplemente alguien disiente de tu opinión en este asunto, es decir, que opina que el valor de la Behobia no llega ni por mucho a su precio (que se ha incrementado mucho al igual que su participación, y con una "justificación" este año que raya lo surrealista).
Digo "lo dudo" solo porque hizo un calor brutal, yo estaba en la playa y hacía calor en traje de baño y tumbado a la bartola.
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