Por tercera vez en dos semanas, hablamos de la muerte. El miércoles a la tarde-noche, toda la familia fuimos ver Truman, película dirigida por Cesc Gay e interpretada por dos actores en estado de gracia: un Ricardo Darín, desbordante -'más Darín que nunca'- y un Javier Cámara, contenido y sobrio, que hace el contrapunto perfecto al actor argentino en un tour de force que acaba en tablas.
La película habla de la muerte, mejor, de la antesala de la muerte; y lo hace con natu-ralidad, tocando todas las emociones. Es un canto al amor, a la amistad incondicional entre dos personajes aparentemente antagó-nicos: un actor argentino bohemio y un profesor de robótica de la Universidad de Montreal. Nos hace vivir la profunda tristeza por la inminente pérdida de un ser querido. Nos saca la rabia ante situaciones y comportamientos difíciles de asimilar; y el miedo al dolor, al sufrimiento y a lo desconocido. Y en ese escenario es capaz de arrancarnos muchas sonrisas, con unos diálogos brillantes, que ponen buena cara al mal tiempo provocado por un cáncer asesino.
En mi caso, que tengo muy lejano el begin y cada vez más próximo el the end, es una reflexión sobre la importancia de prepararse para la muerte y una constatación de que las mejores cosas que nos puede ofrecer la vida son gratis, son pequeñas y no son cosas. Decía el miércoles que una de ellas es la libertad. Hoy añado otra: la amistad.
No os perdáis la peli... y conservad a vuestros amigos.
Película muy interesante, bien dirigida (Cesc Gay es muy peculiar, a mí me gusta su estilo de dirección), con 2 actorazos, y...efectivamente, esencial cuidar la amistad, aunque solo sea por lo reconfortante que resulta.
ResponderEliminarY vivir en calma con uno mismo, incluso en una zona de confort.