El miércoles
volvimos al cine, ahora que estar sentado no supone un suplicio para mi coxis.
Esta vez fue un placer. La elegida fue Spotligth, la sorprendente
ganadora del Oscar a la mejor película de 2015. Un film coral, basado en
hechos reales, protago-nizado por un equipo de reporteros de investigación del Boston
Globe.
Más allá de
destapar los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por los curas
de la católica Massachussets –en una escena de la película, el editor del Boston
Globe informa a su director que el 53% de sus suscriptores son católicos- Spotlight
es un alegato a favor del periodismo de investigación y del rigor, alejado del
sensacionalismo, de la autocensura, de lo políticamente correcto y del
sentimiento de tribu, al que se apela desde las ‘fuerzas vivas’ de Boston para
echar tierra sobre un tema tan espinoso sobre el que todos, incluso la prensa,
durante décadas, han mirado para otro lado.
No esperéis
grandes escenas de acción, efectos especiales o una fotografía brillante. Es
cine en crudo, sin artificios, del bueno, que durante dos horas nos devuelve la
fe … en la civilización occidental, su cultura y sus valores… profundamente
enraizados en el cristianismo.
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