miércoles, 30 de noviembre de 2016

Atletismo: un deporte de equipo.

Andoni Olaxa, Ima Gz. Gete y Sergio García tirando
del grupo en el que van Lionel Petriacq y Sergio Román
Lo prometido es deuda. Y doy fe de que Ima González Gete es buen pagador. Allá van sus vivencias del maratón del domingo:

Salga bien o mal, el maratón siempre le deja a uno el cuerpo con una resaca de tomo y lomo. Unas piernas acartonadas, contracturadas hasta límites insospecha-dos, además de una sensación de haber perdido el ritmo alegre en el correr.

Pero en esta ocasión yo me salvé de la quema. A la distancia de Filípides le tengo mucho respeto y algo de canguelo, no voy a engañar a nadie a estas alturas de la peli.

Alberto Revuelta, un lujo de liebre
Por ello, cuando Sergio Román se embarcó en tan difícil empresa como son los 42 kilómetros más un pico y el míster Florian nos instó a ayudarle en “el día D”, yo preferí mirar a otro lado y pasar desapercibido, como si la cosa no fuera conmigo. Personalmente no quería oír hablar del maratón, ni de nada que se le pareciera. En el fondo, hubo un momento en el que esperaba y deseaba escurrir el bulto y pasarle el marrón a otro.

Pero Florian que sabe mucho y es más listo que el hambre, lo dejó claro: “Hay que ayudar a Sergio”. Y con eso, quedó todo dicho.

En un principio Juanlu Gómez, Antoñito Olazagirre, Edu Gallego, además del aquí firmante, nos jugábamos los cuartos. “El Potro de Candelario” se libraría por motivos laborales, Edu estoy convencido que puso ocho velas en Lourdes y el nacimiento de su hijo acabó por adelantarse una semana. Así que a las 9:00 a.m. del 27 de noviembre del año del señor del 2016, Olaxa el pura sangre de Hernani y otro que se las prometía felices para no estar en esta cita, nos veíamos en la tesitura de llevar a Sergio “el BossRomán más allá de la media maratón, a un ritmo de entre 3:29 y 3:30 el kilómetro.

Un rato antes, a las 7:45, alrededor de una mesa en la churrería de la avenida de Madrid, tenía lugar una reunión de las que me gustan. Junto a Mikel Albeniz, el míster Florian y su esposa Ana, Kako, Andoni y Sergio, dejábamos claro el plan de carrera. Con esto, todo quedaba visto para sentencia, fuera la que fuera.

Menudo pelotón
A la hora de la salida, me encontré con Unai Señoran y Mikel Rodríguez. ¡Olé sus narices! Me alegro un huevo por lo bien que les salió la jugada. Dos tíos de los pies a la cabeza y siempre de buen humor. Chapeu! Además, Jose Gómez de Arriba haría lo propio con el incombustible Iñigo Tumas. Entre las dos horas y media y las dos horas cuarenta minutos, mucho bueno de los que no me quiero olvidar. El andoaindarra Jon Iturralde ¡enorme!, Andoni Sudupe con el que charlaba en meta fresco como si hubiera hecho una carrera de 5 km, el eufórico Álvaro Calderón, Alberto Revuelta haciendo una labor excepcional de liebre hasta el final, el bizarro Gonzalo Fuentes, mi apuesta personal, que era Iñaki Gerica, y al que su valentía le jugó una mala pasada, amén de otros varios que ahora mismo se me pasan de largo.

Ricardo Veleda
Pero volvamos a nuestra experiencia personal de carrera, a la que Sergio acudía un tanto mediatizado... por su amabilidad, por ser tan buen tipo y por no esconder nunca sus bazas, exponiéndose a los medios, en vez de llevar una preparación más discreta. 

A mi me va más el estilo Imanol Cruz. Taimado y discreto, sin nadie que te caliente la oreja, con las cartas boca abajo y cara de poker.

Lionel Petriacq se sumaba al carro y en estas nos dispusimos a quemar kilómetros uno detrás del otro. Mikel Albeniz llevaba con rigurosa exactitud los tiempos de paso, mientras el grupo tomaba forma. Varios participantes del medio maratón como Tasio Gómez y Sergio García echaron un buen cable en la medida que les fue posible, buenos tipos ambos.

Lionel Petriacq y Sergio Román cerrando el pelotón
Una vez pasado el ecuador de la prueba, Andoni estiró su esfuerzo hasta el kilómetro 22, momento en el cual me quedé solo tirando de la burra con las dos figuras detrás de mi.

Lionel -que se abría retirando- y Sergio, se me pegaban a la espalda, mientras yo, un don nadie, marcaba un ritmo caracterizado más por las ganas que por otra cosa. Entrar en la calle Urbieta vacía, con un sol de domingo mañanero excepcional, la vista del ayuntamiento y el monte Urgull de fondo, mientras las piernas te arden por el esfuerzo como si te encontraras en las mismísimas puertas del Averno, no tiene precio.

Iker Manso (40). Al fondo, Iñaki Gerica
La salida de la avenida de la Libertad con el giro hacía paseo de los Fueros, me hizo despertar del sueño ideal en el que me veía inmerso. Toda esa euforia que me había anestesiado durante casi hora y media de esfuerzo, desapareció de golpe al ver a mi amigo y compañero, líder y profesor, sufrir más de lo normal para el punto de carrera en el que nos encontrábamos. Pero no hay más ciego que el que no quiere ver y pese a tenerlo ante mis mismísimas narices, me negué a reconocerlo. Miré a Mikel Albeniz montado en su bicicleta. Éste, que cuenta en su haber con más batallas que Napoleón, me correspondía la mirada con un gesto de esos que dicen más que cien palabras. Y ninguna de ellas parecía augurar nada bueno.

De ahí en adelante, yo me apresuré para ducharme y disponerme a ver la entrada triunfal de Sergio en Anoeta. Pese a saber que este no marchaba bien, me negaba a reconocerlo y hasta que Edu Gallego no me llamó por teléfono cuando se llevaban 2 horas 20 minutos de carrera y la debacle era casi un hecho, mantuve el optimismo. Después, una ola de tristeza nos asoló, nadie lo reconocía, pero se nos notaba en la cara.

Mientras deambulaba entre el gentío camino de vuelta a casa, me encontré con Cesar Pérez y Javier Colomo, grandes atletas ambos, que mientras me echaban una mano al hombro, me dejaban claro que sabían de sobra lo que yo pensaba y lo que Sergio sentía. Gestos que hablan por si solos, pocas palabras pero emitidas de manera adecuada  en el momento justo.

Pedro Mari Arriola
El maratón es así y cuando lo preparas apretando las tuercas, cuentas con un alto porcentaje de posibilidades de darte un buen sopapo. Si de otro modo, el hecho de correr un maratón lo más rápido posible no fuera así de duro, cruel e imprevisible, no tendría este valor que le damos y tiene. Esto es, ha sido y será siempre así.

Por cierto me quito el sombrero con Jon Marquet, que venía de cascarse el maratón de Dublín y bajó unos minutos de las tres horas otra vez. Anarket es mucho Anarket. Orain eta beti Pantxobillak aurretik!

Por último quiero destacar la dedicación y devoción de nuestro entrenador Florian García Pavón. Con perdón de la expresión, el puto amo.


'Cuando alguien te da su confianza, siempre te quedas en deuda con él' (Truman Capote)

Te debo una... más, Ima.

1 comentario:

  1. Buena crónica de Imanol, desde "dentro" de la carrera.

    Buena labor de liebres, Andoni e Imanol, así como el resto a otros maratonianos, e implagable la labor de Alberto Revuelta, que tiró toda la maratón a la primera, a la que hubiese podido llevar a... 2h 33'. y fue toda la carrera animándola.

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