Me despierto y miro el reloj, que marca las 7:05. Ayer, bueno, hoy, me acosté poco antes de las 2:00. Ya he dormido bastante. Me levanto, hago mi rutina de estiramientos, pongo una lavadora, cuelgo la ropa, recojo el lavavajillas, bebo un vaso de agua, visito al Sr. Roca y a las 8:48 salgo a correr por el Paseo de La Concha.
El termómetro marca 3º y el suelo está mojado por la humedad. Voy hacia el Peine y noto las piernas muy pesadas, consecuencia de dos carrera en muy pocas horas: el sábado, a las 20:30 en Pasai Antxo, con calentón final, y el domingo a las 13:00, Cross Beach, con un último km a 4:15 para dar caza y superar a dos atletas de mi quinta: Ignacio Tanco y Emiliano Martín Moro, que hizo que el ácido láctico me saliera por las orejas.
Voy tranquilo, a 5:20-5:30/km y sin pasar de 150 p.m. Así hago los primeros 9 km, completando el Paseo de La Concha, siguiendo por el Bulevard, Zurriola, Sagues, Urumea...
Al cruzar el puente de Mundial, para no ir por el bidegorri, paso entre dos árboles, tropiezo con el bordillo de uno de ellos y caigo hacia adelante, golpeándome, sucesivamente, la rodilla izquierda. la derecha, la mano derecha, la izquierda, y el pómulo izquierdo. Noto el impacto y el dolor.
Me levanto de inmediato, intento seguir corriendo y compruebo que puedo hacerlo, pese a que me duele mucho la rodilla izquierda y algo menos la derecha. Tengo el guante derecho roto y me duelen las palmas de las manos y el dedo meñique de la derecha. Imagino que tengo un buen golpe en la cara.
Agradezco el interés de un automovilista, sigo corriendo, giro en el sexto puente, acelero un poco, llego al Bulevar y vuelvo por el Paseo de La Concha, completando 13 km en 1:09, con caída incluida en el km 9, que me sale en 5:39, lo que indica que apenas he perdido 20" en la 'maniobra'.
Al llegar a casa, en el espejo del ascensor (vivo en un sexto piso), veo una herida de apenas medio centímetro, pero el pómulo muy inflamado. Ya en casa, observo que también tengo magulladuras en las dos rodillas y en ambas manos.
He tenido suerte, porque podía haber sido mucho peor. Ha sido un cuento de Navidad con un buen final.
Mañana (hoy) más kilómetros, aunque sea con el pómulo morado y las rodillas magulladas y doloridas.
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