Volveremos a analizar la parte deportiva del Zurich Medio Maratón de Donostia-San Sebastián, que se estrenó ayer en Donostia, con la victoria de dos atletas olímpicos: Ayad Lamdassen y Elena Loyo.
Hoy voy a detenerme en algunas cuestiones que me llamaron la atención y que, me confirman, se vienen repitiendo en todo tipo de carreras populares.
La primera tiene que ver con el gap entre los atletas inscritos, los que toman la salida y los que llegan a la meta. Históricamente se ha manejado una cifra en el entorno del diez por ciento de atletas que se inscriben y que, por diferentes razones, no llegan a tomar la salida. Luego, en función de la dificultad, la distancia y las condiciones climáticas, hay un pequeño porcentaje de corredores que, tras tomar la salida, no llegan a la meta. Además, siempre hay un reducido número de ¿atletas? que toman algún atajo, hacen trampas y llegan a la meta.
Pues bien, con los datos de ayer, de los 1.520 inscritos fueron 1.166 los que tomaron la salida, y 1.104 los que llegaron a la meta, entre los que los jueces tienen dudas de que 12 de ellos realmente completaran el recorrido sin atajos y sin trampas.
Es decir, hubo un 23,29% de atletas inscritos que no tomaron la salida. Cifra preocupante sobre cuyas causas merecería le pena hacer un análisis.
De entre los 1.166 que tomaron la salida, 62 no llegaron a la meta, un 5,3%. La cifra, teniendo en cuenta las excelentes condiciones meteorológicas de ayer, también invita a la reflexión.
Finalmente, hay quienes corren sin dorsal, haciendo un 'sinpa'. Ayer vi a muchos. Teniendo en cuenta lo que cuesta poner en marcha una organización de la envergadura del Zurich Medio Maratón de Donostia-San Sebastián o cualquier otra similar, es una conducta que, a mi modo de ver, debemos desterrar.
Ya a finales de la pasada década se empezaba a notar un goteo a la baja, un agotamiento en la participación de las carreras populares. Era un goteo hasta que irrumpió el Covid y la estrategia del miedo, impuesta por los políticos y los medios de comunicación.
Dos años después, lo que era un goteo a la baja ha devenido en una riada, que ya se ha llevado por delante a las carreras más débiles. Las que resisten, las que desafían la corriente y las que se reinventan merecen todo el apoyo de los que disfrutamos cada vez que nos ponemos un dorsal.
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