La primera vez que hablamos de ella en este blog, el 19 de octubre de 2015, después de ganar por primera vez la Clásica de 15 K de octubre, que volvería a ganar en 2016, 2017, 2019 y 2022, la presentábamos así: 'la ganadora de la carrera de los 15 Kms de ayer pasa casi desapercibida, hasta el punto de que su cuenta de Facebook es Ele Nanita Silvestre. Eso sí, corre que se las pela, y es capaz de entrenar tanto o más que cualquier chico, a la vez que entrega una tesis doctoral con un título tan contundente como: Sheet metal roll leveling optimization by means of advanced numerical models and development of new concepts for last generation materials.
Esta turolense, nacida el 14 de julio de 1987, que estudió y se doctoró en la Universidad de Mondragón, lleva muchos años entre nosotros, desde su época de estudiante, y vive en Errenteria.
Tomando como fuente su perfil en World Athletics, las que siguen serían sus mejores marcas. Fijaos en la columna Puntos WA, en el valor de esas marcas y en el Ranking de la GAF:
Y ahora leed con atención esta primera entrega y comprobaréis que cuántas evidencias hay en lo que nos cuenta hablando de sí misma.
Soy una persona a la que le gusta ponerse retos, siempre he sido así, y lo hago continuamente en muchos aspectos de mi vida (quizá en demasiados…). Y como atleta que soy, no podía faltar en mi lista de retos el de correr una maratón.
He hecho atletismo casi desde que tengo memoria. Los que me conocen desde pequeña, saben de sobra que si hacía atletismo no era precisamente por mis facultades o porque destacara, para eso ya estaba mi hermana; yo simplemente iba y me divertía. Pero los apasionados de este deporte también saben que enamora, y que no necesitas ser campeón de nada, ni siquiera de tu portal.
Lo realmente importante y que engancha es el ver la mejora y la superación de uno mismo. Y es que para “destacar” en este deporte, (siempre relativizando a qué nivel uno puede destacar), diría que hacen falta tres cosas: genética, fuerza de voluntad y cabeza. De la primera no tengo mucho, mis dos hermanas se encargaron de llevarse la mayor parte, cabeza diría que algo tengo, pero fuerza de voluntad para “machacar” tengo para rato. Así que con ese desequilibrio de facultades he ido sobreviviendo en el mundo del atletismo.
Desde el principio se veía venir que yo muchas fibras rápidas o tipo 2 de las que hablan no tenía. No sabría contar cuantos 3.000 y 5.000 en pista he hecho para conseguir bajar de 10 y 17 minutos respectivamente… Sin embargo en 10 K y Media Maratón, en pocos intentos conseguí marcas que tenían mayor puntuación. Todo apuntaba a que era una fondera nata, así que después de tantos años corriendo decidí que ya era el momento, a mis 35 años, de dar el salto.
Sabía que esto implica mucho tiempo de dedicación, renunciar a muchas cosas, tener esa sensación de agotamiento continua… pero como he dicho antes, a fuerza de voluntad no me gana nadie. Así que empecé con la preparación, un poco tarde ya que la Behobia me hizo parar dos semanas y no pude arrancar hasta diciembre. Si hubiera hecho caso al sabio de mi entrenador (Ricardo Jiménez), hubiera podido prepararla con más tiempo y en mejores condiciones.
Empecé la preparación muy ilusionada, el volumen que metía todavía no era muy grande y además tuvimos la “suerte” de que hiciera un diciembre muy veraniego que ayudaba bastante. Incluso en Teruel, donde pasé las navidades, fue una maravilla poder entrenar sin estar por debajo de cero grados, algo muy habitual en esa época del año, y acompañada de mi mayor referente en este deporte, mi hermana Marta. Después llego enero y la situación cambió… más volumen, temporal y frío. Sin embargo, he tenido la gran suerte de poder realizar muchos entrenamientos acompañada; y cuando tienes a alguien dispuesto a ayudarte, te da igual que haga 5 grados y esté jarreando. Sólo sientes agradecimiento hacia esas personas que te están ayudando desinteresadamente. Eskerrik asko!!! Jon, Xabi, Gonzalo, Martintxo, Arberas…
Empiezan los nervios, y -¡cómo no!- diez días antes de la carrera empiezo con dolor de garganta y mocos, el clásico “catarro precompetición importante”. Pero esta vez no me dejo caer, como me pasó en la Behobia por los nervios, analizo la situación y me autoconvenzo de que ese resfriado no me va a dejar fuera.
Pero siguen entrando otras dudas y me empiezan a preocupar cosas que me pueden pasar en carrera: ¿Me aguantarán los pies? ¿Y si necesito ir al baño? ¿Y si no se me va esta molestia que tengo? ¿Me darán flato los avituallamientos? ¿Podré beber en todos?
Ahora puedo decir, que he terminado la maratón sin ninguna ampolla, únicamente un pequeño moradito en un dedo, que muscularmente llegué “dignamente”, que pude beber en todos los avituallamientos y tomarme el gel y el estómago me aguantó.
Puede que tuviera suerte, pero sé que cuidé cada detalle las semanas previas. Para mis problemáticos pies me puse en las mejores manos (Eskerrik asko! Ioana). Procuré ir al fisio para evitar sobrecargas (Eskerrik asko! Mikel eta Juanma) . Incluso en Anoeta estuve ensayando el coger el avituallamiento de un vaso y beber durante las series (aunque los que estaban conmigo saben que fueron bastante desastrosos los intentos ya que la mitad de las veces tiré el vaso al suelo). En resumen, tuve suerte, sí, pero trabajé para llegar en las mejores condiciones.
Y llegó la fecha marcada en rojo desde hace meses. Había hecho los deberes que Ricardo me había mandado de forma rigurosa, lo que me daba cierta tranquilidad.
Cogemos el avión y nos vamos a Sevilla, a un mini apartamento para poder cenar y desayunar el día previo a la carrera lo que siempre como y “me da suerte”. El día de antes hacemos un calentamiento, vamos a la feria del corredor y nos metemos en el ambiente. Me invitan en ese momento a ir a la reunión técnica con la élite en un hotel de Sevilla. Es por la tarde y gracias al coordinador de los atletas élite, que no es otro que el gran Vicente Capitán, que se portó se portó de 10, consigo la acreditación para poder dejar el día de la carrera la ropa en la carpa y no tener que usar el guarda-ropa, además de dejar si quería mi propio avituallamiento. En la reunión técnica me sentía fuera de lugar, pero cómo disfrute de estar ahí rodeada de toda esa gente.
A última hora nos reunimos con mis padres que acababan de llegar y que por supuesto no se iban a perder esta gran cita. La sorpresa fue cuando me reuní con ellos y descubrí que no habían llegado solos. También estaba allí mi gran referente, la persona que hacía unos años yo también había venido a ver correr en esta misma maratón cuando iba buscando hacer una mínima olímpica, mi Marti. En ese momento supe que al día siguiente iba a dar todo lo que tenía, se lo debía a ellos y todos los que me habían ayudado a llegar ahí.
Continuará.
Enhorabuena Helen!! Eres el ejemplo vivo de que todo esfuerzo siempre tiene resultado. Tus amigas estamos super orgullosas de tí!
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