Aunque son las marcas, medidas con el cronómetro y la cinta métrica, que traducen en números el desempeño de los atletas, números que son datos objetivos e indiscutibles, hay atletas que nos llegan al corazón, atletas que nos resultan indiferentes y también atletas por los que no sentimos ninguna simpatía.
Ayer, en la final del salto de altura del Campeonato del Mundo de Atletismo de Budapest, teníamos en liza a uno de los atletas que me llegan al corazón, el italiano Gianmarco Tamberi, un clásico de la especialidad, siempre presente en las grandes citas.
A sus 31 años, ya había sido campeón olímpico en Tokyo 2021 (2.37), campeón de Europa en Amsterdam 2016 (2.32) y Munich 2022 (2.30), campeón mundial en pista cubierta en Oregon 2016 (2.36) y campeón de Europa indoor en Glasgow 2019 (2.32).
Ayer consiguió el único gran título que le faltaba, el mundial.
Comenzó el concurso en 2.25 y lo hizo con un nulo. Superó esa altura a la segunda y ya a la primera salto 2.29, 2.33 y 2.36, igualando la mejor marca el año.
Su tercer salto sobre 2.38, cuando ya se sabía ganador, fue una muestra de su sentido del espectáculo. ¡Qué grande es Gianmarco Tamberi!
También saltó 2.36 JuVaughn Harrison, en su segundo intento, tras pasar a la primera 2.25, 2.29 y 2.33. Este atleta de 24 años, que también compite en longitud, logró su primera medalla en una gran competición.
Mutaz Essa Barshim (32 años), campeón olímpico y tres veces campeón del mundo, se tuvo que conformar con la medalla de bronce con un salto de 2.33, que superó en su primer intento.
El cubano Luis Enrique Zayas y el alemán Tobias Potye también saltaron 2.33, pero fueron penalizados por los nulos.
Estos fueron los 8 primeros
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