jueves, 7 de septiembre de 2023

30 de junio

En algún rincón perdido del disco duro del PC, tres proyectos de novelas negras duermen el sueño de los justos. 

Esta semana estamos de vacaciones en Font Romeu y en nuestras excursiones por caminos y montañas de la alta y baja Cerdanya, he ido hilvanando un proyecto de novela erótico-satírico-deportiva, uno de cuyos escenarios es esta localidad francesa, sede temporal o permanente de deportistas de alto nivel y/o de jóvenes aspirantes a serlo.

Sería una novela coral, que se desarrolla en una única jornada, el 30 de junio de 2023, fecha en la que uno de los protagonistas, Alain, alrededor de quien giran todas las historias que se van tejiendo, cumple 17 años. A lo largo del relato, se harían varios flash backs para explicar y poner en contexto lo que está pasando en ese momento.

Empezaría con la presentación de cada uno de los personajes y en este post vamos con los primeros párrafos de la presentación de Alain. Allá va.

Soy Alain, Alain Alberdi Alonso, hijo de Alazne Alberdi y Alex Alonso. Ya os habéis fijado que llevo el apellido de mi madre y que los nombres y apellidos de los tres empiezan por Al. Es marca de familia. Mi hermana tiene 20 años y se llama Alaia. Mi abuelo paterno es Alberto y mi abuelo materno, ya fallecido, se llamaba Alfonso.

Con estos antecedentes ¿adivináis cómo me llama todo el mundo, salvo mi familia más directa? AL. A ele. 

Mido 1.85 (este año he pegado un buen estirón), peso 75 kilos, soy un chico formal -'con 'fundamento', que diría Argiñano- buen estudiante y gran deportista, destacando en todos los que he practicado.

Llevo el pelo pelín largo (odio esos cortes que se hacen los chicos de mi edad, con la cabeza que parece un jardín de diseño, imitando a los futbolistas). Por mi forma de vestir, cuando no estoy haciendo deporte (que es casi nunca), se me podría calificar de pijo. En mi descargo diré que es el aita -sí, el aita- quien me compra la ropa.  Y yo, encantado.

Tengo una cara bonita (la ama dice que me parezco a Tom Cruise, pero soy mucho más alto que él) y todo el mundo me dice que las chicas se derriten por mis huesos (bueno, supongo que será por lo que los cubre), pero soy bastante tímido y hasta hace tres semanas no me había estrenado (en unas circunstancias bastante grotescas, dicho sea de paso). Ya os contaré.


Por esa competencia y habilidad en los deportes... y porque el aita es propietario de un hotel-boutique en Donostia, con muchos clientes franceses, los dos últimos años he estudiado el bachiller en la Cité Scolaire Pierre de Coubertin de Font-Romeu (ver foto), que acoge a chicas y chicos de toda Europa (aunque la mayoría son franceses), que destacan en hasta 24 deportes. Así, conseguimos que:

  1. Hable francés como un nativo, que es lo que quería el aita.
  2. Pueda practicar y progresar en el deporte que quiera. Lo difícil fue elegir uno, porque ya os he dicho que soy muy bueno en todos, desde al atletismo a la natación, pasando por el fútbol, basket, esquí... Al final me decidí por el atletismo, pero además de en las pistas, meto muchas horas en la piscina. Ya os explicaré por qué, más adelante
Con tanto tiempo dedicado a las clases. a estudiar, al gimnasio, al atletismo y a la natación (ya dejé el fútbol, el basket y el esquí, que han pasado a ser deportes de riesgo), apenas me queda tiempo para nada, ni siquiera para las chicas.

Y bueno, para no extenderme, como habréis deducido soy un poco -¿o bastante?- flipau.

Hoy, 30 de junio, ha sido el día más feliz de mi vida, he cumplido 17 años y he conseguido algo con lo que llevaba soñando todo un año. Y, sin embargo, estoy absolutamente abrumado y desconcertado con lo que me acaba de pasar y que intentaré contar a continuación.

Ahora os tengo que dejar porque me llaman para cenar. Estamos en Lisboa en un hotel super-elegante y vamos a celebrar mi cumpleaños con mis padres, mi hermana, mi abuelo Alberto y mi mejor amigo, Marco, que vive y estudia conmigo en Font Romeu y también es atleta. 

Ya se irán presentando.

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