A toro pasado es fácil opinar. Y tentador. Ayer a la tarde, la Organización del Maratón de San Sebastián anunciaba la cancelación del 46ª Zurich Maratón de San Sebastián 'debido a alertas meteorológicas extremas con vientos que superan los 120 km/hora, lo que supone un grave riesgo para la seguridad de todos los implicados... Esta decisión ha sido tomada tras la prohibición de los servicios de emergencia, meteorología y autoridades locales, y responde a la necesidad de priorizar la seguridad por encima de cualquier otra consideración.'
Hagamos un paréntesis para poner el foco en la toma de decisiones. Sigo desde hace muchos años el blog Toma de decisiones, de Miguel Angel Ariño, profesor y anterior director del Departamento de Análisis de Decisiones del IESE, que publica un post cada jueves. El del pasado 24 de octubre se titulaba Ten en cuenta que las decisiones tienen consecuencias. Termina así: 'Cuando tomamos decisiones no tenemos que prestar atención solo a
lo que pretendemos conseguir con nuestra decisión, sino también a todo
tipo de consecuencias queridas o no que se puedan derivar de nuestra
decisión, tanto a corto como a largo plazo. Parece una perogrullada, pero evitaríamos muchas malas decisiones si actuáramos así.'
Este post, sin entrar a juzgar o valorar la decisión tomada ayer, va a intentar analizar las consecuencias derivadas de esa decisión, por ejemplo:
- ¿Qué pasa con los miles de atletas que han venido de fuera, viajado, pagado el alojamiento, las comidas, cenas, etc.
- ¿Cómo afecta esa decisión a la Federación Atlética Gipuzkoana, cuyo presupuesto anual descansa en buena medida de los ingresos derivados del Maratón? ¿Han pensado en ello las autoridades competentes?
He estado en la calle toda la mañana. No era un buen día para correr un maratón. La temperatura ha rondado los 20º, incluso más al mediodía, y el viento sur se hacía sentir, pero muy lejos de los 120 km/hora pronosticados. El miércoles pasado a primera hora, sin ir más lejos, el viento era mucho más molesto.
Corrí los maratones de San Sebastián de 1995 (15 de octubre) y 1996 (13 de octubre). Los dos los preparé con mimo y a los dos llegaba en muy buena forma. Fueron dos jornadas en las que el calor y el viento se conjugaron -y conjuraron- para hacer imposible una marca decente. No creo que el viento fuera tan fuerte como hoy, pero seguro que en peores condiciones hemos corrido todos alguna vez.
Mientras escribo, escucho por la radio que en Zarautz los vientos han llegado a los 130 km/hora, que en Andoain ha volado la cubierta del polideportivo, que se ha suspendido por el viento el partido Real Sociedad-Real Madrd de la Liga F, que se ha cancelado algún vuelo en el aeropuerto de Hondarribia...
Termino con los atletas que habían preparado con mimo, ilusión y compromiso esta carrera, por ejemplo los que se habían inscrito en el Campeonato de Gipuzkoa. Hoy no era un buen día para correr y era muy malo para hacer una buena marca. Por ver la botella medio llena, no han tenido que gastar una bala que era casi imposible que diera en la diana.
Quien pueda, intentará buscar su oportunidad en Valencia el domingo que viene. Para los demás, el 15 de diciembre, en Málaga, puede haber una segunda oportunidad.
Muchos ánimos a todos ellos y esta excelente reflexión que hacía ayer Mikel Leal en Facebook: 'Dentro de la mala suerte que supone la cancelación de una prueba, hay que ser consciente de que si este es nuestro mayor problema es que somos muy afortunados en la vida. La maratón también tiene la suerte de exigir una preparación larga y exigente, pero a la vez es tan gratificante como la carrera en sí. Yo he vuelto a disfrutar de esos tres meses duros en los que El Progreso realizado día a día me sacaba una sonrisa cada vez que me metía a dormir, eso también hay que valorarlo. La mayoría de la gente desearía que este fuese su mayor problema así que no pensemos que se cae el mundo.'
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