Cross Beach 2009: con Patxi Sánchez (886) y Nerea Amiliba (890) |
Si nunca he sido amigo del viento, el frío y/o la lluvia, tan frecuentes por aquí, sobre todo en esta época del año, con la edad se hacen cada vez más antipáticos. Puesto a elegir uno como el más molesto, tengo claro que, para mí, es el viento.
Hoy ha sido uno de esos días en los que correr, que para mí es sinónimo de placer, se convierte en una pequeña tortura, más aún cuando ya desde la salida de casa me tengo que pelear casi físicamente con el viento para llegar hasta el Paseo de La Concha, donde me acompañará hasta que, al final de Ondarreta, me desvíe hacia Ibaeta. A la vuelta, en el callejón entre Hydra y el Tenis, tendré la misma sensación.
En una carrera, como la de la foto, el viento es una dificultad con la que también se enfrentan los demás y la motivación de la competición hace que me olvide de ella. Si voy rodando con alguien, la charla y la compañía me distraen. Pero si, como hoy, voy solo, me pregunto, una y otra vez: ¿qué estás haciendo aquí?
Rezo por que tengamos un invierno benigno en el que el viento se vaya a tomar (otros) vientos.
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