Mientras la gran mayoría de los donostiarras-ñoñostiarras ponía su prioridad en ver, escuchar, comentar, sacar fotos y compartirlas por 'guasap' de la ballena muerta en la playa de La Concha, yo aproveché el día para leer La marca del meridiano, la última novela de Lorenzo Silva, ganadora del premio Planeta 2012.
El brigada Rubén Bevilacqua (Vila) y la sargento Virginia Chamorro, acompañados del guardia Juan Arnau, se enfrentan a un nuevo caso de asesinato, esta vez el de un compañero jubilado, Rafael Robles, antiguo jefe y mentor de Vila.
Así, de memoria, recuerdo haber leído, 'El alquimista impaciente', 'La niebla y la doncella' y 'La estrategia del agua'; y seguro que alguna más de la misma saga, de la que ahora mismo no me acuerdo.
No sé si es la mejor, pero sí la que tiene más ritmo y la que nos hace un retrato más detallado del protagonista absoluto, que no es otro que Vila, un profesional de 48 años, más cerca de un policía de CSI que de un picoleto, aunque empapado del ideario del duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil.
El meridiano de Greenwich. Autopista Zaragoza-Barcelona |
Ese Vila que, al releerlo, me ha recordado a unas cuantas personas con quienes he tenido la suerte y/o la oportunidad de tratar y trabajar, con sus contradicciones y sus debilidades... como todos.
Profesionales, personas, que, alguna vez, han cruzado esa 'marca del meridiano', esa 'raya roja', que, quizá, puntualmente, hemos cruzado ¿todos? nosotros y que nos hemos hecho el firme propósito de no volver a cruzar, para no acabar definitivamente con nuestra dignidad. Profesionales, personas, que, en algún momento me han honrado con su amistad.
Y también es una novela cargada de ironía y sentido del humor, de humor del bueno, de ese que empieza por reírse de uno mismo, con diálogos brillantes y frases tan redondas como ésta: 'Volver a pasar por los inconvenientes y las sevicias que al manso ciudadano occidental le inflige el transporte aéreo de bajo coste (y también el de alto coste, añado yo) no fue algo que me inclinara a afrontar la jornada con buen humor...'.
Os la recomiendo.
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