Con su victoria de ayer, Rafa Nadal, a sus 27
años, suma 13 títulos de Grand Slam (8 Roland Garros, 2 Wimbledon, 2 Open Usa, 1
Australia), a uno solo de Pete Sampras y a cuatro de Roger Federer. Adelanta a
leyendas del tenis como Roy Emerson (12),
Rod Laver (11), Bjorn Borg (11), Jimmy Connors (8), Ivan Lendl (8) o John
McEnroe (7). Novak Djokovic, de momento, se queda con
6.
Es el único tenista en la historia que ha ganado un
torneo del Grand Slam 9 años consecutivos (Federer 8) y en todas las
superficies. En sus enfrentamientos directos con Federer gana 19-9; con
Djokovic 22-15, después de una racha de 7 derrotas seguidas, que arranca en 2011
(el gran año de Djokovic), entre ellas las finales de Indian Wells, Miami,
Madrid, Roma, Wimbledon, Open USA y Australia (ya en 2012). Cuenta Nadal que
en la final del Open USA de 2011, al ganar
el cuarto set, se convenció de que Djokovic no era imbatible, de que habría una
forma de ganarle. A punto estuvo de conseguirlo en la final de Australia, en un
partido épico que duró seis horas y media. A partir de ahí, hasta su lesión,
Nadal recuperó la senda de la victoria ante el serbio ganándole en Montecarlo
y Roland Garros. En 2013, perdió la final
de Montecarlo, pero le ha ganado en Montreal y, ayer, en el Open
USA.
No vi el partido. No lo daban en abierto.
Curioso que todos los 'bolos' de La Roja (como el de hoy contra Chile) sean de
'interés general' y no lo sea la final del Open USA en la que juega quien, ahora
mismo, en mi opinión, es la mejor cara de la 'marca España'.
Rafael -como le llama su tío y entrenador- ganó el
primer set, pero en el comienzo del segundo fue arrollado por 'Nole',
quien, en el tercero, tuvo doble bola de break para ponerse 3-0 y
soñar con el 4-0 con su saque. Pero cuando peor lo tenía, a base de resistir, de
aguantar, de seguir peleando y buscando soluciones, cuando el rival le estaba
destrozando, surgió, una vez más, el gladiador, el hombre que nunca se da por
vencido, al que hay que ganarle cada punto; y Novak Djokovic se vio 4-3 abajo.
Todavía se puso 4-4 y tuvo un 0-40. Rafa volvió a remontar.
Tenísticamente -¿alguien lo duda?- Djokovic es mejor,
pero no se puede ser eternamente sublime y no hay nadie como Nadal para
aprovechar esos momentos en los que la inspiración abandona a sus rivales. Los
datos son demoledores: 20 errores no forzados de Nadal... por 53 de
Djokovic.
Decía Nadal al final del partido: 'La raqueta es lo
importante, pero hay momentos que van más allá de eso, en los que hay que seguir
manteniendo ese límite de jugar al límite, ser capaz de que no se me vaya con el
segundo break, para que el set no esté acabado. He aguantado'... 'Con
mi oportunidad [su bola de set a favor en la tercera manga] he jugado con la
determinación que se necesita para ganar a un rival como es Novak'... 'Los
partidos se ganan en los momentos complicados'. Y lo decía con sincera
humildad.
La víspera de la final dio una lección de integridad al rechazar el
jet privado que le ofrecían para volver a España a jugar la eliminatoria de la
Copa Davis: 'Tal como está el país, no creo que sea el momento de hacerle
pagar un viaje al Estado'. Ayer, una vez más, volvió a darnos a todos una
lección de esfuerzo al límite, de resiliencia, de lucha, de pasión, de
creatividad... y de humildad.
Sin duda hay tenistas y deportistas más elegantes, mejor dotados
técnica o físicamente, más mediáticos y con más seguidores; pero no se me ocurre
ninguno que reúna más virtudes que Rafael Nadal, modelo de comportamiento -y de
resultados- dentro y fuera de la cancha.
Decía Djokovic antes de la final: 'Jugar contra Nadal es el
mayor reto al que te puedes enfrentar. Es el competidor definitivo…
'.
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