Aunque toda la vida siga pensando en ti.
No es una poesía melancólica. Es el sentimiento que me afloró ayer mientras leía todo lo relacionado con el maratón de Berlín: la gran victoria de Wilson Kipsang, su record del mundo, la evolución de esa marca, las comparativas, las especulaciones sobre el futuro...
En ese momento recordé mi etapa como corredor de maratón, activa y exitosa entre 1990 y 1997, reiniciada, con sendos fiascos, en 2000 y 2001, y vuelta a reiniciar en 2008 y 2010 con otras tantas retiradas. Las únicas en 12 participaciones.
Y recordé la asignatura pendiente que tengo con el maratón de Berlín, que pude aprobar en 1998. Estaba inscrito y en buena forma; confiado en saber aprovechar las bondades del circuito para hacer una buena marca, por debajo de 2h:45'. Hasta el viaje tenía contratado. Sin embargo, en julio, un nuevo proyecto profesional se cruzó en mi camino y le dí absoluta prioridad, hasta el punto de renunciar a lo que era y para mí sigue siendo una pasión: correr.
Han pasado 15 años y sigo pensando en aquella oportunidad perdida, consecuencia de invertir casi todo mi tiempo en el trabajo, en vez de diversificar ese tesoro y sacarle el máximo provecho.
'Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo: incluso el que no tiene otra cosa cuenta con eso' (Baltasar Gracián)
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