¿Indultos?

No siento ninguna simpatía por el estilo personal y por las manifestaciones que se publican de Josu Urrutia, presidente del Athletic de Bilbao y correoso futbolista de su primera plantilla entre 1988 y 2003. Dicho eso, valoro muy positivamente que no haya estampado su firma junto a la de la mayoría de los presidentes de los clubs de Primera División, el de la Federación Española de Fútbol (o se dice Fúlbol) y el de la Liga de Fútbol Profesional, solicitando el indulto del ex-presidente del Sevilla, José María Del Nido, condenado por la Audiencia Provincial de Málaga a siete años y medio de prisión, quince de inhabilitación absoluta y al pago –creo- de una multa de 2,7 millones de euros, por los delitos continuados de prevaricación y malversación de caudales públicos, en el conocido como ‘caso Minutas’.

No llego a entender cómo casi toda la clase dirigente del fútbol español, con un corporativismo indefendible, solicita un trato de favor para alguien condenado en sentencia firme por unos delitos que nada tienen que ver con su dedicación a la presidencia del Sevilla ni con el mundo del fútbol.

Es impropio de un estado de derecho que se puedan plantear siquiera estas peticiones de indulto para personas a las que por su proyección pública todos deberíamos exigir un plus de decencia. Casos como éste de Del Nido, Ortega Cano o Jaume Matas poco hacen por transmitir una imagen positiva de esa marca España de la que tanto se habla y por la que tan poco hacen aquellos que más obligados están a fomentarla.

Así que, por una vez –y ¡ojalá! sirva de precedente- aplaudo la postura de Josu Urrutia desmarcándose de la manada de privilegiados que, desde su atalaya, viven fuera de la realidad de los sufridos ciudadanos de este país, a los que parecen empeñados en seguir tomándonos el pelo.