Han pasado más de 30 años desde que Frank Shorter (1947), Bill Rodgers (1947) y Alberto Salazar (1958) fueran los amos del asfalto, antes de que la marea negra procedente de África dejara a los atletas blancos en un papel secundario en las carreras de fondo. Y esto sucedía mientras crece exponencialmente el número de los atletas populares y disminuyen sus prestaciones.
Por dar un dato que se puede extrapolar a cualquier otro maratón, en 1978, sin atletas africanos, más de 2.000 atletas bajaron de 3 horas en el maratón de Boston. En 2012, multiplicando por seis la participación y copando los atletas africanos los primeros puestos, apenas 1.500 lo consiguieron. Con la popularización del atletismo, bajó el nivel, porque lo importante, más que ganar, era participar y terminar la carrera. Hoy es habitual que quienes participan en una carrera no sepan -ni les importe- quién ha ganado.
Frank Shorter ganando el maratón olímpico de Munich en 1972 |
Son conclusiones a las que llega Cameron Stracher en el epílogo de Reyes del Asfalto, subtitulado La época dorada del running en Estados Unidos, una especie de biopic en forma de novela-ensayo protagonizado por esos tres atletas americanos que hicieron popular el atletismo de asfalto, contribuyeron a su profesionalización y difusión, atrajeron a la prensa y la televisión y, tal vez, alejaron al gran público de las pistas de atletismo, a las que sólo vuelven cada cuatro años, a través de la televisión, con ocasión de los Juegos Olímpicos.
Para los nacimos en esa época (1955) y empezamos a correr a la vez que nos llegaban las primeras noticias de sus éxitos, es un libro que se devora casi de una tirada. Sus 292 páginas tienen el hilo conductor de la Falmouth Road Race, una carrera popular de 7 millas por la costa de Boston, que nació en 1973, fruto del entusiasmo de uno de los entonces rarísimos atletas populares, maravillado por el triunfo de Frank Shorter en la maratón olímpica de Munich en 1972. Una prueba que sigue viva y que desde 1990 ha sido ganada por atletas africanos.
'Boston Billy' en la portada del S.I. |
Bill Rodgers ganó la segunda edición (1974) y repitió en 1977 y 1978. En medio, en 1975 y 1976, fue derrotado por Frank Shorter, por aquel entonces campeón (1972) y subcampeón (1976) olímpico, en Montreal detrás del alemán oriental Waldemar Cierpinski, un atleta fruto de los años oscuros del atletismo del telón de acero, que también ganara en Moscú (1980) siendo el único doble campeón olímpico de maratón, además de Abebe Bikila.
Si bien los dos nacieron el mismo año, Frank Shorter, un atleta procedente de la pista, destacó antes y además de sus medallas olímpicas, ganó 4 años consecutivos (1971-1974) el maratón de Fukuoka (Japón), considerado entonces el más prestigioso del mundo. Sin embargo, nunca ganó en Boston o en New York. Las lesiones acabaron con él.
Bill Rodgers, que no tiene marcas destacadas en pista, ganó 4 veces en Boston (1975, 1978, 1979 y 1980) y otras 4 veces en New York (1976, 1977, 1978 y 1979). En los 60 maratones que ha corrido -el último en Boston, en 2009, con 61 años- ganó también -dejando aparte otros de Estados Unidos- en Kyoto (1977) Fukuoka (1977) y Amsterdam (1977). Es decir, en 1977 corrió 6 maratones y ganó 5, retirándose en Boston. Un auténtico marathon man.
Alberto Salazartras ganar el maratón de New York de 1981, con record. |
Aunque 11 años más joven que Shorter y Rodgers, Alberto Salazar fue un atleta precoz que llegó a competir con ellos y que con 24 años ya había ganado tres veces en New York (1980 -destronando a Rodgers- 81 y 1982) y una vez en Boston (1982), retirándose prematuramente, tras hacerse con los records USA de 5.000, 10.000 y maratón. También ganó -¡cómo no!- en Falmouth en 1981 y 1982. Hoy en día es el coah del Nike Oregon Project, que cuenta con atletas como Mo Farah, Galen Rupp, Matthew Centrowitz, Shannon Rowbury, Mary Cain...
El libro habla de otros grandes atletas como Abebe Bikila, Craig Virgin, Lasse Viren... y del boicot olímpico de los EE UU a la olimpiada de Moscú, que impidió la participación de estos tres grandes atletas, que hubieran peleado por las medallas.
No está en las librerías y lo podéis adquirir por Amazon.
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