El primo de Zumosol

Las noticias que nos van llegando por la prensa respecto de una intervención unilateral de los Estados Unidos -¿y Francia?- en Siria están generando un rechazo casi unánime. El papa Francisco ha convocado para el sábado 7 de septiembre una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria.

Los Estados Unidos de América nos han acostumbrado a comportarse como el matón del barrio, como ese primo de Zumosol, que abusa de su poder atropellando a los miembros más débiles de la comunidad internacional.

¿Qué pruebas tenemos de que una de las partes en conflicto y no la otra ha utilizado armas químicas contra la población civil?

¿Puede haber otros motivos –inconfesables- para esa intervención militar?

¿Es legítimo, apelando a la justicia, planificar un ataque que con toda seguridad va a aumentar el sufrimiento de las víctimas y el éxodo masivo de la población civil? 

¿Quién les ha dado autorización para actuar contra un país? 

¿Cómo se entiende que el premio Nobel de la Paz, Barak Obama, esté promoviendo la guerra?

¿Qué garantías pueden ofrecer de que sólo los culpables serán atacados?

¿Cómo, para resolver un conflicto, desde países que dicen representar la cultura occidental, no se concibe más que una solución militar, que puede hacer crecer exponencialmente ese conflicto?

Decía Einstein: ‘No sé con qué armas se luchara en la tercera Guerra Mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la cuarta Guerra Mundial: Palos y mazas.’