Mandela. El hombre que supo perdonar

En 2008, John Carlin -corresponsal jefe del diario The Independent en Sudáfrica entre 1989 y 1995, y actualmente residente en Barcelona- publicó Playing the Enemy, traducido al español como El factor humano. Fue un bombazo editoria y sirvió de base para la película  Invictus estrenada en 2009; dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman, interpretando el personaje de Nelson Mandela. Dedica el libro- que os recomiendo- a su hijo James Nelson. La película tuvo un enorme éxito y seguro que muchos de vosotros la habéis visto.

Por cierto que hoy mismo -¡qué casualidad!- en las páginas de cultura del DV, se anuncia la salida ayer en España de un nuevo libro de John Carlin, titulado La sonrisa de Mandela, a quien el autor define como 'el padre de una nación y no de su familia.

Para los que, como yo, nacimos en la segunda mitad del siglo XX (1955), el otro gran personaje del siglo, Gandhi, asesinado en 1948, nos resulta más lejano que Madiba, un ejemplo de coherencia con una de sus frases más célebres: 'Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión.' Un hombre que nunca transgredió sus principios y su visión de una Sudáfrica democrática y justa, aún a costa de pasar 27 años en la cárcel. A pesar del gran sufrimiento que padeció, no contestó al racismo con el racismo. Cuando fue puesto en libertad, el 11 de febrero de 1990, mientras el país se desangraba a diario, eligió el camino de la reconciliación y la paz.

Esto es lo que dijo nada más salir de la cárcel: 'Os saludo en el nombre de la paz, la democracia y la libertad para todos. Estoy aquí, frente a vosotros, no como un profeta, sino como un humilde servidor del pueblo. Vuestros heroicos sacrificios han hecho posible que yo esté hoy aquí. Dejo en vuestras manos el resto de mi vida. Nuestra lucha ha llegado a un punto crucial. Los ciudadanos estamos llamados a aprovechar la oportunidad de poner en marcha un proceso rápido y continuo hacia la democracia. Hemos esperado mucho la libertad. No podemos esperar más. Ver la libertad en el horizonte debe servir para animarnos a doblar los esfuerzos. Nuestra marcha por la libertad es irreversible. No debemos permitir que el miedo nos detenga. El sufragio universal y unas leyes para una Sudáfrica libre y democrática, sin leyes raciales, es el único camino para la paz y la armonía entre las personas'.

En un mundo plagado de líderes que sirven a pe-queños y muchas veces mezquinos intereses, Nel-son Mandela -un hombre humilde, que proclamaba: 'Me gustan los amigos que tienen pensamientos inde-pendientes, porque suelen hacerte ver los problemas desde todos los ángulos.'- será recordado -al igual que Gandhi- como un modelo de conducta.

Os dejo con otra de sus citas: 'La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad.'

Allí, en el cielo, Madiba ya descansa en paz.