Terminaba 
mi post de ayer hablando de Zara, cuyo buque insignia de Donostia está 
siendo remodelado para mayor satisfacción de sus fieles clientes donostiarras y 
del otro lado de la frontera, para quienes las obras supondrán una larga 
espera.
Hablando 
de los franceses, hoy me ha llegado un post del blog absolutamente 
innecesario, que escribe Guille Viglione, a 
quien sigo desde que comenzara a escribir, antes los sábados y ahora los 
domingos, la columna de la derecha de la última página de El Diario Vasco. Sólo 
por leer esa columna, merece la pena comprar el periódico cada 
domingo.
Ahora 
que tanto se habla de aprender inglés, tengamos presente que Donostia está a 
veinte kilómetros de la frontera con Francia y que ahí tenemos un mercado muy 
importante de personas que apreciarían ser tratadas con la misma cortesía con la 
que ellos nos tratan cuando vamos a comprar allí; y que les habláramos en su 
idioma, como ellos se esfuerzan en hablarnos en el nuestro.
Como 
dirían en Francia, en una expresión nada chauvinista: Bon week end.
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