Decía en el post de ayer que, para mí,
El umbral de la eternidad no llegaba al nivel de sus predecesoras en la trilogía
The Century de Ken Follet. Y digo hoy que Ofrenda a la tormenta mejora las dos novelas que la precedieron en la
trilogía del Baztán: El guardián invisible y Legado en los huesos, un fenómeno editorial que se ha expandido por más de 30 países, obra de una autora hasta ahora desconocida:
Dolores Redondo.
Apoyado en un personaje potentísimo, la inspectora Amaia Salazar de la policía foral de Navarra, su entorno familiar y el valle del Baztán, que envuelve con
su bruma una sucesión de crímenes tan misteriosos como espantosos, la autora despliega sobre la mesa las piezas un puzzle que nos engancha desde la primera línea, atrapando nuestro interés y robándole horas a nuestro descanso.
Ofrenda a la tormenta exige haber leído las dos novelas precedentes
para ubicar correctamente la trayectoria y los perfiles de todos sus personajes, que se van difuminando para engrandecer el de Amaia Salazar, que se nos presenta con todas sus aristas, su determinación, sus miedos, sus debilidades, su intuición y sus métodos,
que chocan en un entorno tradicional y poco permeable salvo para acoger las tormentas de agua y nieve que se suceden en los coletazos finales de un invierno en el que las fuerzas oscuras del mal parecen decididas a impedir la llegada de la luz.
Dolores Redondo |
No voy a seguir para no desvelar el desenlace de una magnífica novela negra ambientada muy cerca de aquí, de lectura imprescindible para los amantes del género.
Quien haya leído las dos primeras, seguro que, como yo, ya ha leído esta tercera.
Quien no haya leído ninguna tiene la suerte de poder leer las tres seguidas. Seguro que las devora.
Quien no haya leído ninguna tiene la suerte de poder leer las tres seguidas. Seguro que las devora.
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