El texto que sigue se publicó el 14 de febrero (San Valentín) de 2009, en la columna 'Plaza de Gipuzkoa', que escribe los domingos Guille Viglione en la última página de El Diario Vasco. Se titula 'Paquetes' y su destinatario/a es la persona de la que estamos enamorados.
PLAZA DE GIPUZKOA
Guille
Viglione
Paquetes
Hoy, 14 de febrero, cruzaré la frontera para
comprar un paquete de galletas surtidas Delacre. Aunque no soy goloso, esta
marca hace unas galletas de mantequilla con base de chocolate que me vuelven
loco. Son como las Petit Écolier, de Lu, sólo que el chocolate negro es de la
calidad del Lindt con 70% de cacao. La única pena es que, en cada paquete de
veinte galletas surtidas, sólo hay cinco de las que me
gustan. El resto de la caja no está mal,
pero no tiene comparación con las que os he contado. Hay unas que se llaman
Biarritz, bastante ricas, y que me hacen gracia por el nombre. Las Brazil
Dark y las Crepes au chocolat están bien pero son un poco empalagosas. Por
último, hay unas de mantequilla, recubiertas de azúcar glass, que no soporto.
He preguntado en todos los supermercados de Francia para ver si encontraba
mis preferidas en paquetes individuales, pero esta variedad sólo se vende en
cajas surtidas. El caso es que esas galletas de mantequilla con base de
chocolate son tan ricas, tan especiales, que justifican por sí solas la
excursión y el dispendio.
En las relaciones personales, cada persona es un
paquete surtido de virtudes y defectos. Es muy difícil que te guste todo de
tu pareja pero, por mucho que te empeñes, no puedes pretender cambiar a
voluntad lo que te desagrada de ella. Supongo que en eso consiste el amor. En
disfrutar, como el primer día, de las galletas de chocolate y en hacer un
esfuerzo para tragar las de azúcar glass.
Hoy, por casualidad, he dado con esta columna y me he tragado sin ningún esfuerzo las galletas de azúcar glass, porque las
de mantequilla con base de chocolate, después de tantos años, me siguen volviendo loco.
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