martes, 26 de febrero de 2013

¿Yo también voté a Berlusconi?

No lo he visto por televisión (lógico, porque apenas la veo), pero sí que escucho por la radio un anuncio que me incomoda: 'Yo también', de Euskaltel Ona. Muchos publicistas han elogiado el anuncio y no seré yo quien les corrija. En mi opinión, explota el concepto de 'tribu' (muy en boga hoy en día), concediendo carta de normalidad a comportamientos gregarios, cercanos a la mediocridad, la vulgaridad, la pereza, la vanidad, el individualismo y hasta la insolidaridad.

Trasladado el anuncio a las recién celebradas elecciones lesgislativas en Italia, podrían añadir: 'Yo también voté a Berluconi', o 'Yo también voté e Beppe Grillo'.

Hace tres o cuatro años, con mi mujer y mi hijo, disfrutamos de una semana de vacaciones en Roma, siendo Berlusconi presidente del Consejo de Ministros de Italia. Todavía no habían salido a la luz los escándalos del 'bunga-bunga', aunque ya era notorio que su comportamiento atentaba contra la buena imagen de la potentísima 'marca Italia'. Cuando preguntaba a la gente, todos me contestaban abochornados, sin entender cómo era posible que alguien le hubiera votado. No me encontré, en ninguna parte, con ningún votante de Berlusconi. Extraño ¿verdad?

Sin embargo, lo que parecía un cadáver político, ha resucitado y ha vuelto a irrumpir con fuerza en el Congreso y en el Senado italiano, volviendo a Italia ingobernable, una vez más. Con una semana más de campaña -Berlusconi tiene un control casi absoluto de la televisón-  seguro que sus resultados hubieran sido mejores.

Para explicar este fenómeno, me he encontrado con esta frase de la poetisa Maya Angelou: 'He aprendido que las personas se olvidan de lo que dices, también de lo que haces, pero nunca se olvidan de cómo les haces sentir'.

A nuestros más bajos sentimiento apela Berlusconi y también el otro candidato populista: Beppe Grillo, que ha tenido el acierto de decir a cada uno de sus oyentes lo que cada uno de ellos quería escuchar. Lo que es difícil imaginar es el papel que pueden jugar estos 'nuevos' políticos y en qué medida pueden construir un programa y un discurso compartido.

Berlusconi, Monti y Grillo
Mario Monti llevaba año y medio diciéndoles a los italianos lo que no querían escuchar y haciéndoles lo que no querían que les hicieran. Poco importa que, en ese tiempo, hayan bajado la deuda y la prima de riesgo, o haya mejorado la imagen de la maltrecha 'marca Italia'. El pueblo ha preferido postergar los inaplazables sacrificios que tendrá que hacer, mejor pronto que tarde, sustituyéndolos por la queja y el pataleo. Los que aquí suspirábamos por una figura como la suya nos hemos llevado un buen chasco.

Dice Leonard Cohen que 'Nunca hay que quejarse, sino combatir el desasosiego con inteligencia y elegancia'. No creo que el viejo (solo un par de años mayor de Berlusconi) y elegante (como Mario Monti) Leonard consiguiera muchos votos con este eslogan.

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