En la final más lenta que recuerdo de cualquier campeonato internacional, el americano Matthew Centrowitz, un atleta de 26 años, acreditado en 3:30.40, conseguidos en 2015, que se crece en la gran competición, como lo demuestra su tercer puesto en el Mundial de la IAAF de Daegu 2011, el cuarto en los JJ OO de Londres 2012, el segundo en el Mundial de la IAAF de Moscú 2013, y que viene de ganar el mundial indoor de Portland, ha conseguido un sorprendente oro olímpico en una carrera que ha conducido de principio a fin.
Segundo ha sido el argelino Taoufik Makhloufi (28 años), campeón olímpico en Londres 2012, subcampeón olímpico de 800 en Río el pasado 15 de agosto, cuarto en el Mundial de la IAAF de Beijing 2015, acreditado en 3:28.75 el mismo día que Centrowitz hizo su MMP, ha sido segundo, en una carrera con muchísimas escaramuzas, alguna de las cuales le ha afectado, como le habrán afectado las seis carreras disputadas en una semana. Su marca: 3:50.11.
Sigo sin entender que un atleta de este nivel, u otros como Souleiman (4º), Iguider (5º) o Kwemoi, que ha sufrido una caída por ir a cola del pelotón y ha terminado último, acreditados por debajo de 3:30, corran de esta manera.
Como dije en el 1.500 de las chicas, no me gusta que una final olímpica se corra así. Una cosa es la táctica y otra pasar el 400 en 1:06. Tal como le he visto, puede que Centrowitz hubiera ganado de todos modos, pero hubiéramos disfrutado de una carrera mucho más limpia y espectacular.
Ahora mismo, en los 800 metros, tanto hombres como mujeres, corren de otra manera... gracias a Dios.
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