Fijaos en las dos fotos que ilustran este post. La primera está tomada en la rueda de prensa de ayer. Asier Illarramendi, en Anoeta, acompañado por el presidente Jokin Aperribay se despedía, con alguna lagrimilla, del club de toda su corta vida, la Real Sociedad, para fichar por el el club más laureado del mundo, el Real Madrid, aceptando una oferta irrechazable, tanto para el jugador como para la Real, y de alto riesgo -una apuesta muy fuerte- para el Real Madrid.
No le vemos las bermudas coloradas, pero sí una camiseta y dos pendientes, como muchos jóvenes de su edad y de su entorno; y barba sin afeitar.
La segunda está tomada hoy al mediodía, en la presentación oficial, en el palco del Bernabeu, con la camiseta que lucirá en el Real Madrid, que le entrega su presidente, Florentino Pérez, rodeados por la cuadrilla de amigos mutrikuarras de Asier, que han hecho una piña con él, arropándole en la difícil -y valiente- decisión que ha tomado al dejar el club en el que era cabeza de ratón para incorporarse a una plantilla en la que parte como cola de león.
Traje oscuro, camisa blanca, sin pendientes y perfectamente afeitado. Cambio de código. Dispuesto a trabajar, desde el primer minuto, para ganarse el respeto de la afición: "El club ha apostado por mi y agradezco el cariño del 'presi'; ahora me toca a mi responder a esa confianza. El lunes empezamos a trabajar y lo daré todo con mucha ilusión, trabajo y humildad"... "Mi vida cambiará bastante, vengo de un pueblo pequeño y viendo todo esto está claro que cambiará, pero yo no cambiaré".
Mucha suerte, Asier, y me despido con el último párrafo de lo mejor que he leído respecto del 'caso Illarra', publicado el pasado viernes, en su columna de la última página del DV, por Ramon Etxezarreta: Aurrera Illarra! Hala bada, penatxo!, baina izan suertea! Badu bere alde ona Real Madridek euskararen ezagutza, eta erabilera, ligako altuenetakoa izateak ere. Irriño bati ezin diot eutsi. Eta beste kontu bat, ea Gipuzkoako Ogasunekoek zer aurpegiera eta gogo zintzorekin heltzen dioten lanari.
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