martes, 20 de agosto de 2013

Isinbayeba y el pelo de Sergio Ramos

Esta tarde, en el tren que me llevaba a Madrid, he estado navegando por mi I-Pad y poniéndome al día en Facebook, al que no había hecho mucho caso la última semana, concentrado como estaba en los mundiales de atletismo de Moscú.

Para mi sorpresa, las desafortunadas declaracio-nes de Elena Isinbayeba respecto de la legislación rusa contra homosexuales y lesbianas habían desencadenado reacciones más propias del ¡Sálvame!, sorprendentes entre amantes del atletismo respecto de una mujer que es una leyenda viva -y tan viva, como acaba de demostrar- de este deporte.

Hace unos días, también a través de las redes sociales, nos llegaban las declaraciones de la gran nadadora Mireia Belmonte, después de batir el redord del mundo de 800 metros en piscina corta: 'Soy la primera mujer en bajar de los ocho minutos en la historia de la natación, pero es más importante el rumor de un fichaje o el color de pelo de Sergio Ramos.'. Se quejaba Mireia, con razón, de que interesen más el rumor y cotilleo que el logro y el esfuerzo.

Y yo me quejo de que unas declaraciones de Isinbayeba provoquen más titulares que su extraordinario concurso en Moscú. Unas declaraciones, además, obtenidas abusando, probablemente, de la buena voluntad de una atleta -un ser humano como cualquiera de nosotros- en un momento especialmente vulnerable, como es nada más haber recibido la medalla de oro. Además, hablaba en inglés, una lengua que no es la suya y en la que difícilmente podía matizar su posición.

Desconozco las leyes rusas contra homosexuales y lesbianas y no tengo criterio para valorarlas. Eso sí, si son 'contra', como que no ¿verdad? Entiendo y hasta aplaudo gestos como los de la saltadora sueca Emma Green (inaceptable el comporta-miento de la televisión rusa, haciéndola invisible) o los de dos de las integrantes del equipo ruso del 4x400 al recibir la medalla de oro. Pero, para hablar de algo tan sensible como las leyes que pretenden regular cuestiones relativas a la sexualidad de las personas, la opinión de la ciudadana rusa Elena Isinbayenba es, para mí, tan irrelevante como el color del pelo de Sergio Ramos.
 
La ciudadana rusa Elena Isinbayeba tiene todo el derecho a tener su propia opinión sobre el compor-tamiento de homosexuales y lesbianas. Ahora bien, a mí me interesa mucho más lo que pueda aportar la 'zarina' respecto del salto con pértiga o el futuro del atletismo, cuestiones que le puedan resultar mucho más cercanas que unas leyes de las que, casi seguro, apenas habrá leído más allá de los titulares de la prensa. Una prensa que, por cierto, cada vez se parece más la telebasura.

Estoy seguro de que, ahora mismo Elena Isinbayeba, estará lamentando su espontaneidad y le hago llegar, desde este humilde post mi admiración y mi reconocimiento por todo lo que nos ha hecho disfrutar a todos los amantes del atletismo.

¡Ah! y ¡Aupa la Real!

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