Me acabo de encontrar con un mail que me puso un compañero hace unos meses, en abril, y lo voy a compartir con vosotros:
Una psicóloga en una sesión de gestión de estrés levantó un
vaso de agua, todo el mundo esperaba la pregunta: ¿Está medio lleno o medio vacío?. Sin
embargo, ella preguntó: ¿Cuánto pesa este
vaso?. Las respuestas variaron entre 200 y
250 gramos.
Pero la psicóloga respondió: El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto, no es problema; si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo; si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve.
Pero la psicóloga respondió: El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto, no es problema; si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo; si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve.
Y
continuó: El estrés y las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellos un rato, no pasa nada. Si piensas un poco
más, empiezan a doler, y si piensas en ellos todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.
Es importante acordarse de dejar las tensiones tan pronto como
puedas, al llegar a casa suelta todas tus cargas. No las
acarrees días y días. ¡Acuérdate de
soltar el vaso!.
Suelta el vaso de los problemas en el trabajo, de la crisis, de la corrupción, de Bárcenas, de Rajoy, de los pederastas y de Gibraltar (anda que nuestros dirigentes son poco originales; cuando se sienten acorralados, recurren al ¡Gibraltar español! de toda la vida, con el ABC haciéndoles los coros); y tómate una cerveza -o lo que te apetezca- con tu mujer, con tu marido o con tu pareja y dile al oído lo mucho que le quieres y todas las palabras de amor que conoces.
Gracias.
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