Hoy, en Madrid, todos los que conocen mi condición de donostiarra me han felicitado por el gran partido que la Real jugó ayer en el estadio de Gerland, donde se impuso al Olympique de Lyon por 0-2, con dos magníficos goles de Griezman y Seferovic.
Yo sólo pude ver los últimos 20 minutos, una vez que llegué al hotel, y siento de verdad no haber podido disfrutar, en vivo y en directo, del juego de los nuestros, teniéndome que conformar con las magníficas noticias que me llegaban por el 'guasap'.
El hecho de que el partido fuera televisado por tve1, la belleza de los goles, la alegría y la velocidad con la que jugó el equipo, el recuerdo de la segunda vuelta de la pasada temporada, la frescura y el buen comportamiento de sus jugadores, la filosofía de la cantera, el sentido común y el orden, dentro y fuera del terreno de juego, son pequeños detalles que van sumando y haciendo que todos se fijen en esta Real.
Un equipo joven, humilde, solidario, ordenado, rápido y atrevido, que nos está haciendo disfrutar a los donostiarras y que está despertando simpatías en toda España y -¿por qué no?, al tiempo- en toda Europa.
Y es que, como decía Miguel Angel: 'Los detalles menores son los que definen la perfección, y la perfección no es ningún detalle menor.'
No hay comentarios:
Publicar un comentario