miércoles, 27 de julio de 2016

Mario. 4:00.04

Lucía, su madre, le puso Mario porque en 1991 leyó 'Las soledades de Babel', un poema de Mario Benedetti, que comienza asi:

La soledad es nuestra propiedad más privada
viejo rito de fuegos malabares

en ella nos movemos e inventamos paredes
con espejos de los que siempre huimos

Un año después nació Mario. Su madre estaba sola, no sabía muy bien quién era su padre y tampoco tenía mucho interés en averiguarlo.

A sus 24 años, Mario trabajaba en el mejor bufete de abogados de Pontevedra, el de su abuelo Ramón, del que era el nieto predilecto porque, tácitamente, había sido su hijo.

El 13 de julio había colgado las zapatillas de clavos hasta la temporada de cross, después de correr un 1.500 en el Estadio da Xuventude, sin bajar de los cuatro minutos: 4:00.04. Maldito capicúa.

El mismo día 14, con permiso de Don Ramón, había cogido la bici y con sus amigos Anxo, Pepe y Moncho, se había echado a la carretera a completar varias etapas de los diferentes Caminos de Santiago. Aburridos de tanta bici, se habían alojado en una casa rural, cerca de Sanxenxo, y la tarde del 20 de julio se habían quedado a ver la etapa del Tour. Todos menos Mario, que después de desayunar, tarde, se montó en la bici y bordeando la costa de la ría de Arousa se dirigió hacia el Castro de Baroña, cuya playa le había recomendado Iria.

Playa nudista del Castro de Baroña
Cuatro horas y 88 kilómetros después, vio la señal que indicaba el Castro de Baroña y el parking, donde no quiso dejar su bici, regalo de su abuelo cuando consiguió la Licencia-tura. Cuando miró el reloj eran las cuatro de la tarde y cuatro segundos: 4:00:04. Otra vez el mismo capicúa.

Cargando con la bici, bajó hasta la playa por un camino abrupto de unos doscientos metros. Llevaba un plátano, dos kiwis, medio litro de bebida energética y un bocata de jamón, de los que se disponía a dar buena cuenta, después de darse un baño y mientras descansaba tomando el sol en la playa, junto con la cerveza helada que compró en el chiringuito del Castro, 

Cuando llegó, estuvo a punto de darse la vuelta. Ahora entendía la recomendacion de Iria. La playa era preciosa y la tarde era perfecta, sí, pero las escasas dos decenas de sus moradores estaban completamente desnudos. Había ido a dar a una playa nudista.

¿Continuará?

2 comentarios:

  1. Si bajas hacia Pontevedra, playa de Bascuas (antes de llegar a Portinovo y Sanxenxo) maravillosa, y playa de Barra (antes de llegar a Cabo de Home tras Cangas de Morrazo) el paraíso.

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  2. Magníficas esas dos playas. Merecen una visita... o más.

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