domingo, 27 de septiembre de 2015

Catalunya

Hace poco más de un año, el 17 de septiembre de 2014, publiqué este post, titulado Cim y tomba, en el que os presentaba a mi amigo Josep y su esposa Anna y os daba una visión sobre lo que se estaba cociendo en Catalunya. 

Ayer, a las 6:48, le puse un mensaje deseándole suerte para las elecciones plebisci-tarias de hoy, sin saber muy bien cuál sería el resultado que condujera a conseguir esa suerte que tan sincera-mente le deseo a él y a todos los catalanes.

Su respuesta, que os transcribo literalmente, llegó a las 8:44:

Muchas gracias Gabriel, por tu actitud, siempre abierta y dialogante, y sobre todo, muchas gracias por tu amistad, que siempre me ha hecho sentir muy especial.

Este domingo, el 27S, como sabes, en Catalunya, tenemos una cita clave. Una cita con la democracia que nos niegan. No son los políticos de uno y otro lado, somos el pueblo, la sociedad, que nos hemos hartado de tanto insulto, de tanta poca sensibilidad, de tantos ataques a nuestra lengua, a nuestra cultura, a nuestras costumbres. No vamos en contra de España ni de los españoles. Vamos en contra de un estado y de unos gobiernos que no nos dejan otra opción. Queremos a España y la seguiremos queriendo, pase lo que pase, gane quien gane. Tenemos muchos y buenos amigos en España. Como tú. Mi madre es hija de Granada, vino con 18 años, no habla catalán, pero, ahora con 87 años, quiere votar a favor de la independencia (y te aseguro que yo nunca le he dicho nada, de hecho el primer sorprendido soy yo). Y como ella, muchos más.

El más viejo de nuestros sueños -libertad, justicia, democracia- lo tenemos a tocar y está en nuestras manos. Elecciones plebiscita-rias excepcionales -para re-frendar el anhelo de libertad de este pueblo- y elecciones constituyentes -para decidir cómo lo queremos hacer entre todas y todos. Por supuesto, no queremos que el futuro se parezca al pasado ni al presente reciente. Es la hora de empezar a cambiarlo todo.

Esto va de lucha contra todas las desigualdades sociales y queremos hacerlo desde la radicalidad democrática. Independencia, pobreza cero, basta de corrupción. Ahora es la hora de la plena soberanía política, económica y popular.

Haremos valer sólo la demo-cracia. De eso va la cosa. Tenemos que conseguir los votos necesarios para ganar el mandato democrático que Europa espera. Juntos, nos haremos escuchar. Juntos, podemos hacer historia. Juntos hemos llegado más lejos que nunca. Juntos, nunca habíamos estado tan cerca de conseguirlo. Juntos ganaremos la libertad y juntos, y siempre con una sonrisa, construiremos un país más libre, más justo y más digno para todos. Nunca más súbditos!

El próximo 27 de septiembre comienza el resto de nuestras vidas en libertad, el voto que cambiará nuestras vidas. Sin renunciar a nada ni a nadie. Ni a la libertad política de nuestro país ni a la justicia social para su gente. Venimos de lejos. Hemos llenado las calles, las plazas, nos hemos unido de las manos a lo largo de todo el país, y ahora es la hora de llenar las urnas. Para continuar llenando el futuro.

Se acabó el tiempo del miedo y la imposición. Es tiempo de libertad. Y lo haremos por quienes nos precedieron en la lucha -en condiciones muy peores- y por los que vendrán: en condiciones mucho mejores.

Han sido años en que hemos constatado que tenemos un Parlamento vacío de sobe-ranía. Nuestras vidas son gobernadas desde despachos de Madrid, París y Bruselas. Ha llegado la hora de gobernarnos, pero para eso necesitamos toda la fuerza, tanto en las urnas como en las calles.

Te agradezco mucho tu comprensión, que siempre has tenido, y tus ganas de tocar este tema. Perdona la extensión y el tono, seguramente mitinero. Solo he querido intentar hacerte entender (que no necesariamente, compartir) mí, nuestro, punto de vista sobre la cuestión.

Un abrazo de Anna y mío.

Para mí -que soy muy poco 'banderizo' y me reconozco en la canción Georges Brassens'La mauvese reputacion', cuando dice aquello de: 'Le jour du Quatorze Juillet, je reste dans mon lit douillet. La musique qui marche au pas, cela ne me regarde pas.'; que Paco Ibañez tradujo como: 'Cuando la fiesta nacional, yo me quedo en la cama igual, que la música militar nunca me supo levantar'- es muy incómodo convivir con nacionalismos de todo signo. 

En el caso de Catalunya, según un acertado análisis de Juan Ignacio Pérez, titulado Secesión (I), es una situación equiparable a la de un matrimonio mal avenido, en el que una de las partes ya ha pasado página, renunciado a seguir juntos; y la otra parte no hace nada por reanudar la convivencia ni por facilitar una salida salida o separación negocia-da por las dos partes. A mí me gustaría que alguien pusiera un poco de sentido común, de  'seny', y me cuesta encontrarlo -no ya en Rajoy y el PP, que sería milagroso- sino también al otro lado de la ¿mesa?. Quien no quiere razonar es un fanático.

Que alguien como Josep, que es el paradigma del  'seny', lleve más de dos años trabajando activamente por la independencia, me da que pensar.

Esta noche, sabremos los resultados y, tal vez, si se cumplen los deseos de Josep, de Anna y de otros amigos catalanes de distin-tas inclinaciones políticas, Catalunya puede tomar una vía hacia un destino desconocido en el que como buenos amigos que son, contarán con mi apoyo. 

Pase lo que pase en las urnas, deseo a sus ciudadanos toda la suerte que merecen.

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