
Os pongo en situación. En la carrera de los 15 km nos dieron con el dorsal unas bolsitas de gominolas Power Gel Shots. Nuestro amigo, vamos a llamarle Koldo, las dejó en casa, encima de una mesita donde pone las llaves, el reloj, el libro que está leyendo, la cinta del pulsómetro y otras menudencias.
Koldo está
casado y tiene dos hijos en esa edad en la que no paran y en la que hay que
llevarles al entrenamiento, al partido, a la playa… El mismo día de la carrera,
el pequeño amaneció con fiebre. La abuela -¡cómo no!- se ofreció a cuidar del
niño para que Koldo (su hijo) pudiera correr y la madre y el hermano
mayor pudieran salir a animarle.

Koldo, que estaba hecho polvo de la carrera, fue a ducharse y después se sentó a la mesa y mientras comía, desconectó, a la vez que su mujer, la nuera, escuchaba la perorata de una suegra sobreexcitada.

Al terminar de comer, mientras recogía la mesa (a Koldo la suele tocar fregar) reparó en que en la fue bolsa de los plásticos de la basura estaba el envoltorio: su madre se había comido todas las Power Gel Shots... y se había puesto como una moto.
Sin decir nada, Koldo terminó de recoger, puso el lavavajillas y se fue a la siesta, mientras su madre no paraba de hablar. Se quedó frito pensando: 'Esta noche no se duerme ni con la pastilla.'
hay Koldo, Koldo, ¡hay que tener cuidado con dejar esas cosas al alcance de las madres!!!!!
ResponderEliminarEste Koldo... Me ha dicho que la próxima vez le pone EPO a las gominolas.
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