A mi modo de ver, lo mejor de la última película de Alejandro Amenabar, que vi el miércoles, es el título: Mientras dure la guerra. No explicaré el por qué, por no hacer spoiler, o como se diga.
Como casi todo el mundo sabe, la película se sitúa en los primeros meses del 'Alzamiento Nacional', eufemismo tras el que se esconde el golpe de estado contra la República protagonizado por varios generales, entre ellos Francisco Franco, que devino en una cruenta Guerra Civil de casi tres años, que concluyó el 1 de abril de 1939, tal como consta en el último parte de guerra, firmado por el Generalísimo: ´En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La Guerra ha terminado.'
Aquella sí que fue una rebelión en toda la regla.
Pero volvamos a la película. En esta vida, todo depende de nuestras expectativas y las mías, tal vez, eran demasiado altas. No esperaba que el director tomara partido, ni esperaba una película política, al estilo de las de Costa Gavras, no. Sabía que el protagonista era Miguel de Unamuno y que su antagonista era el general rebelde José Millán-Astray, fundador de la Legión y de Radio Nacional. Lo que no sabía es que un 'secundario', Francisco Franco, magníficamente interpretado por Santi Prego, un actor que no conocía, se los come a todos... como se comió al resto de los generales golpistas.
No me convence la recreación del personaje de Unamuno, a quien, siempre a mi modo de ver, se simplifica y hasta se justifica. Creo que hay un exceso de sentimentalismo sobre alguien a quien se supone una talla intelectual y una complejidad muy superior a la que delatan sus comportamientos en la película.
Y tampoco entiendo que se obvie absolutamente al bando republicano; y a la propia guerra; mientras se hace una caricatura del 'bando nacional', es decir, de los golpistas. Coincido con alguna crítica que he leído después y que dice: '... un proyecto que sigue sin sacar al mejor Amenabar, al de sus comienzos, es también ideológicamente confusa y cobarde.'
Eso sí, tal como nos cuenta Amenabar, 83 años después, a la vista de las imágenes con las que nos machacan desde los medios, tengo la impresión de que sigue habiendo muchos españoles a los que, como a Franco, les conviene que 'siga la guerra'.
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