Supongo que como muchos jubilados que padecimos el régimen de Franco, estuve toda la mañana del jueves, desde que llegué del entrenamiento en el Velódromo, con los Donostiarrak, (haciendo 8 miles, que empezamos en 4:33 y terminamos en 4:22), viendo en la televisión la exhumación de los restos del que empezó como general golpista y terminó como dictador, muriendo plácidamente en la cama, 39 años después de protagonizar al 'alzamiento nacional' del 18 de julio de 1936.
A mi modo de ver, contra lo que he leído de algunos políticos que se dicen progresistas o de izquierdas, no hubo, ni por asomo, nada que se pueda interpretar como una 'exaltación franquista' ni como 'un funeral de estado'.
Lo que yo vi fue a una veintena de descendientes de Francisco Franco, Caudillo de España y Generalísimo de los Ejércitos, media docena de los cuales sacaban a hombros un féretro, cubierto por una tela y un escudo desconocido, en un corto trayecto de unas decenas de metros, en los que bajaban unas escaleras e introducían el sarcófago en un coche fúnebre.
Fuera, unas pocas decenas de ultras, entre los que no podía faltar otro golpista, Tejero, como si fueran extras de una película de Berlanga (no faltaba ni el cura ultramontano), coreaban consignas que, a mí, me producen más hilaridad que otra cosa.
Los que recordamos el funeral de Franco, con decenas de miles de personas, y con los máximos honores, al que, por cierto, no asistió ningún dirigente de ningún país democrático, pero al que no faltó un personaje como Pinochet, no podemos admitir que se trace paralelismo alguno con el sobrio acto del 24 de octubre de 2019, 44 años después de la muerte del general golpista y dictador.
Basta comparar las dos primeras fotos con la tercera.
En lo que se refiere al papel de los protagonistas, por lo que se pudo ver, me pareció impecable el comportamiento de la ministra de Justicia y patético el del algunos familiares de Franco, que sin oficio ni beneficio conocidos, siguen viviendo del expolio practicado durante décadas por sus abuelos y sus bisabuelos.
Como he leído en una revista católica, que me ha dado el titular de este post: Dios los cría y ellos se juntan.
Siguiendo con los titulares -y con las referencias cinematográficas- me encanta el de la columna de Inés Santaeulalia en El País: 'Cuatro franquista y un funeral.
Y, por una vez, suscribo el titular del DV del viernes: 'La exhumación de Franco dignifica la democracia.'
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