
El miedo, junto con el asco, la tristeza, la sorpresa, la alegría y la ira, es una de las seis emociones básicas. A esa emoción, el miedo, apelan quienes se benefician de ese enorme filón que es el negocio de la seguridad.
A mi modo de ver, es obsceno que la seguridad del ex-presidente de BBVA, imputado de graves delitos por la fiscalía anti-corrupción, le cueste al banco dos millones de euros, cifra con la que se pagan, entre otros conceptos, nada menos que quince escoltas.
Aquí y ahora, vivimos en un entorno cómodo, seguro, con muy poca delincuencia y violencia, especialmente si lo comparamos con otros entornos fuera de la sociedad instalada en la que vivimos en Euskadi, en España y en Europa en general.
A mi modo de ver, es obsceno que la seguridad del ex-presidente de BBVA, imputado de graves delitos por la fiscalía anti-corrupción, le cueste al banco dos millones de euros, cifra con la que se pagan, entre otros conceptos, nada menos que quince escoltas.
Aquí y ahora, vivimos en un entorno cómodo, seguro, con muy poca delincuencia y violencia, especialmente si lo comparamos con otros entornos fuera de la sociedad instalada en la que vivimos en Euskadi, en España y en Europa en general.

Pero ya nos han metido el miedo en el cuerpo y con ese miedo, quienes tienen el poder, sea cual sea ese poder, van imponiendo y justificando recortes a las libertades.
Y yo no quiero renunciar a mi libertad, a cambio de una supuesta seguridad que nadie me puede garantizar al cien por cien, porque hay una cuota de azar o de mala suerte, que me puede tocar, simplemente por estar vivo.
Ya lo dijo Benjamin Franklin: 'Aquellos que cederían la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad.'
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