
La novela discurre en dos escenarios principales: el Elizondo de 1992, cuando Amaia era una niña de doce años y la ciudad de Nueva Orleams, en agosto de 2005, arrasada por el huracán Katrina.
Hay más escenarios en los Estados Unidos de América, donde una joven subinspectora de la Policía Foral de Navarra, de 25 años, la propia Amaia Salazar, participa en un curso para policías de la Europol, que se imparte en la Academia del FBI por Aloisius Dupree, jefe de la unidad de Investigación, un personaje que aparece como consejero y guía en las tres novelas de la Trilogía del Baztán.
Como parte del aprendizaje, Amaia Salazar participa en la investigación de el caso real de un asesino en serie, al que el FBI persigue desde hace muchos años, sin tener ni idea de su identidad.

Las idas y vueltas en el tiempo y el espacio, las coincidencias, los miedos, las intuiciones, los fantasmas del pasado van configurando una atmósfera tan cargada como las nieblas de Elizondo o el asfixiante calor de una cuidad por debajo del nivel del mar, arrasada por un huracán en pleno mes de agosto.
Los personajes secundarios: la familia de Amaia Salazar, los policías del FBI y Nueva Orleams, el asesino en serie, un sospechoso y algunos habitantes están bien dibujados, son poderosos y contribuyen a mantener la tensión.

A mi modo de ver y para mi gusto, es una novela más redonda y más madura que las tres que le precedieron. Si os gustó la Trilogía del Baztán, os encantará La cara norte del corazón.
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