viernes, 17 de abril de 2015

El poder de la palabra

Ayer a la tarde asistí a la 13ª edición del Foro Eurogap Marketing, que como todos los años abarrota el cubo peque-ño del Kursaal. La char-la de este año tenía por título De la literatura a la sala de reunio-nes. El poder de la palabra; y resultó ser una conversación entre los hermanos Posadas: Gervasio hacía las preguntas y Carmen las contestaba, con alguna réplica interesante.

Nos explicaron algunos trucos para comunicar, captar la atención del lector y persuadirle, motivarle, comprometerle. Y nos hicieron ver el poder de la palabra y de la correcta construcción y utilización de las frases también –y muy especialmente- en el ámbito empresarial.

Evidenciaron la importancia de saber con claridad qué, a quién y para qué queremos comunicar. También de cómo, cuándo y dónde lo hacemos, de manera que esa comunicación impulse a la acción. Nos pusieron múltiples ejemplos y proyectaron uno muy negativo de la candidata del PP a la alcaldía de Madrid en su etapa de presidenta de la Comunidad.

Hablaron de la concisión, la claridad y el orden, que no están reñidos con recursos como ‘empezar con un puñetazo en el estómago’ (Hemingway). No citaron este ejemplo, pero ¿cómo no quedar atrapado desde la primera línea por 100 años de soledad?: ‘Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota…’

Nos hablaron de los escritores mapa y los escritores brújula (confieso ser de los segundos). Nos dijeron que todos los escritores plagian, plagiamos; y que replicar historias como El conde de Montecristo o La Ceni-cienta - ¿en qué historia, si no, está inspirada 50 sombras de Grey?- ayudan al éxito de una novela y ¿por qué no? de una comunicación.

También nos demostraron lo que podemos conseguir a través de las preguntas retoricas y los diálogos, que inventaron Sócrates y Platón y pusieron en práctica autores tan célebres como Conan Doyle o Agatha Christie; y personajes tan siniestros, además de extraordinarios comunicadores, como Hitler.

Y aunque los americanos presuman de la invención del storytelling, nos recordaron al creador de las parábolas y mejor comunicador jamás conocido: Jesús de Nazaret.

Y me quedo para el final con una frase que seguro que suscribiría Jesucristo y que dijo Carmen Posadas para cerrar la charla: ‘La mejor manera de comunicar es no mentir.’

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