Como los dos anteriores, es un tocho de más de mil páginas, que tiene por escenario la guerra fría, que se inicia en 1961 con el muro de Berlín y la crisis
de los misiles en Cuba y se cierra en 1989 con la caída del muro.
Las cinco familias originales, inglesa, galesa, alemana, rusa y americana, se han ido mezclando y su vástagos han devenido en actores secundarios de un guión
protagonizado por personajes como John y Robert Kennedy, Martin Luther King, Nikita Jrushchov, Erich Honecker, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Leonid Bezhnev y Mihail Gorbachov, entre otros.
Esperaba ansioso este tercera entrega, después de devorar las dos anteriores y, para mí, los nietos no tienen la fuerza épica de sus abuelos y sus padres
Williams, Pechkov, Dewar o Von Ulrich. Están más cerca del poder, pero son menos protagonistas. Parecen instrumentos con los que el autor nos cuenta esos 30 años de guerra fría, con alguna incursión en el movimiento por los derechos civiles de los negros en
Estados Unidos y el florecimiento de la música pop y el rock and roll.

El estilo lineal y narrativo de Ken Follet hace que resulte fácil engancharse y devorar páginas, que llevan a un desenlace abierto, con unos protagonistas
que se diluyen en el anonimato. Yo he disfrutado, si bien, honestamente, después de las dos primeras entregas, esperaba más.
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