Eneko Agirrezabal

El pasado miércoles, comprando el pan, me encontré con Pello y le pregunté por su hijo que hoy domingo iba a correr su tercer maratón en Valencia. Me dijo que había preparado bien la carrera y que llevaba unos días con molestias.

Que había preparado bien la carrera me consta, porque la última vez que le vi, el 8 de noviembre en Anoeta, estaba haciendo un test de 30 kms. a ritmo de carrera, corriendo fácil y prácticamente solo, con la única colaboración de Imanol Cruz, que le ayudaba alternando alguna de las 60 vueltas que dio a la moqueta verde.

Conozco a Eneko Agirrezabal (34 años) desde que era un chaval, el mejor fondista gipuzkoano de su generación, que dominaba en los crosses y que se decantó al principio por el medio fondo, con marcas como 1:54.83 en 800 metros, con 18 años.

Defendiendo siempre los colores del Txindoki A.T. fue subiendo de distancia y debutó en maratón el 17 de febrero de 2019, en Sevilla, con 2:16:32.  

Es un atleta que selecciona mucho sus competiciones, al que cuesta ver con un dorsal y que en su larga trayectoria, hasta llegar al maratón, deja estas marcas:

Es el único atleta gipuzkoano que, en pista, ha bajado de 30 minutos en 10.000 metros en lo que va de siglo.

En sus tres maratones, estos han sido sus resultados:

Esa marca: 2:13:51 es la cuarta en el ranking de todos los tiempos de Gipuzkoa, por detrás de Diego García (2:09:51), Kamel Ziani (2:10:36) e Iraitz Arrospide (2:10:59), que hoy se ha retirado. 

Eneko ha corrido muy regular, con un mínimo bache en la segunda mitad de la carrera, a partir del kilómetro 30. Lo vemos en el siguiente cuadro:

Ha corrido con cabeza, dentro de sus posibilidades y sus previsiones.

Un atleta tan poco mediático como fiable, al que, apelando a su condición de profesor de ciencias se podría aplicar esta cita: 'Muchos estudiantes toman al estudio como un líquido que hay que tragar, y no como un sólido que debe masticarse. Luego se preguntan por qué proporciona tan poco nutrimento real.'

Zorionak! Eneko y a por la siguiente. Y aquí lanzo una idea a la organización del maratón de Donostia: apuesten por el talento local.