lunes, 3 de junio de 2013

Resacón en Ibiza

Se exhibe estos días en los cines la tercera entrega de la secuela ‘Resacón en Las Vegas’, cuyo éxito en taquilla -¿será por mi edad?- no soy capaz de explicarme.

Como tampoco entiendo que la inmensa mayoría de los jugadores de la Real Sociedad volaran directamente de La Coruña a Ibiza, donde tenían previsto celebrar la despedida de soltero de alguno de ellos.

Nunca he entendido –vuelve a asomar el carcamal- esta moda de celebrar las despedidas de soltero lejos del lugar donde se reside, debida –supongo- a que en un entorno conocido sería inimaginable cometer los excesos ni someter al novio/a a las sevicias de todo tipo en los que se incurre en tales ‘eventos’.

Dejando a un lado el juicio que me puedan merecer esos comportamientos, puedo entender que los jugadores de la Real son jóvenes de su tiempo y que, por lo tanto, les puede resultar natural hacer lo mismo que harían otros jóvenes en sus mismas circunstancias.

Lo que ya me resulta más difícil de entender es que tengan que celebrar esa fiesta particular –de la que no tienen que dar mayores explicaciones- en un momento en el que su presencia, como personajes públicos que son, podía ser reclamada por una afición a la que han hecho disfrutar como no había disfrutado en los últimos diez años y que había sufrido el sábado por la noche, durante treinta minutos interminables, mientras el Depor asediaba la portería de Bravo.

Por eso, porque no han estado donde les tocaba estar en estos momentos, es por lo que nos hemos enterado todos de que estaban de ‘Resacón en Ibiza’.

Hablando de Ibiza, tampoco resulta muy ejemplar, en los tiempos que corren, con lo prietos que seguro que andan muchos de sus seguidores, que esos futbolistas, ídolos de muchos jóvenes, que deberían predicar con su ejemplo, se hayan tenido que ir ¡hasta Ibiza! a celebrar una despedida de soltero.

Conozco a alguno de los jugadores y me parecen unos chavales estupendos, con un puntito, tal vez, de inmadurez, que se manifiesta en estos comportamientos.

¡Ojalá! que aprendan de errores como este y nos sigan haciendo disfrutar de su fútbol y de su comportamiento en el campo y fuera de él, como la semana pasada, cuando se acercaron a un comedor de Caritas.

'De hombres es equivocarse; de locos persistir en el error.' (Cicerón)

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