viernes, 11 de noviembre de 2016

Me casé con la B/SS

2008, primera B/SS de Iñigo
Muchos habréis leído ya en artículo que el C.D. Fortuna ha tenido la atención de publicar en la revista de la 52 B/SS. Dado el tiempo transcurrido desde que lo mandé, allá va una mínima actualización:

¿Por qué corro la B/SS? Me lo han preguntado muchas veces y me le sigo preguntando, después de 25 Behobias en mis piernas… y en mi corazón. Porque sí, porque tiene que ver con el corazón; no con ese corazón que nos observan, analizan, valoran y ponen a prueba con electrocardiogramas, ecocardiogramas y pruebas de esfuerzo, sino con ese corazón que nos transmite sensaciones que no somos capaces de describir con palabras, porque estamos hablando de sentimientos.

Y esos sentimientos evolucionan con el tiempo. Como en la vida de pareja, como en el matrimonio. Me casé hace 30 años, en julio, y corrí mi primera B/SS también hace 30 años, en 1986. No fue una boda al uso. No hubo baile, sino un calvario que comenzó bajando –sí, bajando- el Alto de Miracruz y me dejó con une lesión en la rodilla, de la que tardé cuatro meses en recuperarme.

Maria en la B/SS de 2014
Corrí ininterrumpidamente hasta 1993: ocho seguidas y en 1991 hice mi mejor tiempo, ese por el que se interesan todos mis interlocutores cuando les hablo de mis marcas: 1:12:12. Fallé en 1994 porque corrí lesionado el maratón de New York y decidí no tentar a la suerte una semana después. No sabéis la envidia que pasé.

Desde 1995, enlacé otras ocho, tres de ellas con mi mujer -que ha corrido seis- alguna para ayudar a un amigo a hacer determinada marca… y ahí me paré. Después de 17 años, en 2002, mi matrimonio con la B/SS entraba en crisis: el trabajo, el declive físico, las marcas que no salían…

Volví 5 años después, en 2007, con la ilusión de un juvenil, saliendo desde muy atrás, con dorsal blanco, y disfrutando como pocas veces he disfrutado en una carrera, ya que fui pasando corredores durante ochenta y tres minutos y medio.

Al año siguiente, acompañé a mi hijo en su debut, con 16 años, y tengo otro gran recuerdo. Nada más llegar a la meta, padre e hijo nos abrazamos. Un avispado periodista de Noticias de Gipuzkoa percibió el detalle, nos sacó una foto y nos hizo una entrevista que los abuelos (mis padres) tienen enmarcada en el salón de su casa.

Así celebré mis bodas de plata
con la B/SS el año pasado
Dos años más corrí con mi hijo, hasta que en 2011 voló solo, dejándome atrás. Ya lleva ocho. Y el domingo correrá la novena con el también Basapizti Manex Elortza, que bajará de 1:25. Estoy seguro.

Hace dos años, acompañé a mi hija en su debut, con 26 años. ¡Qué bien lo pasamos! El año pasado también lo iba a correr con ella, pero un inoportuno esguince la dejó fuera de combate y tuve que celebrar solo mis bodas de plata con la B/SS. Eso sí, me vestí para la ocasión.

El domingo correré mi XXVI B/SS en medio de una marea humana sobre el asfalto y flanqueado por una muralla humana desde las aceras y los arcenes, con el corazón acelerado más de la emoción que del esfuerzo. Pero esa es otra historia.

Lo que hoy siente tu corazón, mañana lo entenderá tu cabeza. Y lo que hoy siente mi corazón es que estoy casado con esta carrera hasta que la muerte (la atlética, que llegará, o la auténtica, que también me llegará, como a todos) nos separe.

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