miércoles, 19 de abril de 2017

Una historia de superación

El día que conocí a Beronika
El atletismo popular tiene por detrás muchas historias. No dan grandes titulares y como diría la campeona olímpica Mireia Belmonte, interesan menos que el último peinado de Sergio Ramos.

A mí me interesó la historia de nuestra protagonista de hoy desde que la conocí, el 6 de diciembre de 2015 en la estación de Euskotren de Zarautz, minutos antes de hacerle pasar el mal trance de arrastrarme por el Cross Mixto de Zarautz, para el que la había reclutado la víspera en una cita a ciegas.

Nacida en Markina a mediados de los años 70, comenzó a correr en marzo de 2012 como alternativa a una operación de la que os ahorraré los detalles técnicos que me ha contado esta enfermera que trabaja en el Servicio de Urgencias de una clínica de Bilbao. Los paseos por el bidegorri devinieron en un trote cochinero hasta la siguiente, farola, hasta el puente, hasta el cruce… con una viejas zapatillas de monte, porque lo de comprarse unas zapatillas para correr le parecía un exceso.

En julio de 2012, con 37 años, se apuntó a su primera carrera, en Markina. Eran 7 km y tales sus nervios que los días previos había hecho el recorrido hasta estar segura de que podía completarlo dignamente. No recuerda ni el tiempo ni el puesto, porque entonces no le importaban.

Primera maratón (Donostia 2015)
Su siguiente carrera, en octubre de 2012, fue la media maratón nocturna de Bilbao, a la que se apuntó en secreto, sin decírselo a nadie y aprovechando que a continuación tenía guardia y se quedaba a dormir en la clínica. Su objetivo era bajar de dos horas y lo consiguió: 1:57, corriendo bajo la lluvia y con una sonrisa que no se le borró en todo el recorrido. Siempre recordará ese día y las memorables agujetas de los días siguientes.

Poco después empezó a entrenar con Mikel López Alzaga, un irundarra residente por matrimonio en Markina. Mucho antes, en el colegio, hizo dos años de atletismo, que dejó, como muchas niñas, el pasar al instituto. Algo de aerobic, gimnasio por su cuenta, excursiones montañeras con su padre…

Se casó y en el espacio de ocho años tuvo cuatro hijos: chica, chico, chica, chico, cada uno de los cuales pesó más de 4 kg al nacer, que a día de hoy tienen 15, 13, 11 y 8 años. Sus deportes pasaron a ser el arrastre de carro, el levantamiento de niño y el amamantamiento en línea. Pura supervivencia.

Así de contenta terminó el
maratón de Barcelona
Hace año y medio, cuando estaba en la etapa más difícil de su vida, en pleno proceso de divorcio y viviendo bajo el mismo techo, decidió preparar el maratón de Donostia. Fueron momentos muy duros, en los que correr le sirvió para no hundirse. Más de un entrenamiento lo tuvo que interrumpir no por el esfuerzo, sino por la angustia que terminaba en llanto. Aquel esfuerzo tuvo su recompensa.

El 29 de noviembre de 2015, a nadie pasó desapercibida una mujer vestida de negro con una pantaloneta estampada y una planta impresionante, que acabó en el puesto 43 de 291 clasificadas, en 3:26:27, animada por su amiga Maria y sus hijos. Ese fue su premio y allí, en Anoeta, supo que iba a salir, que iba a superar todos los problemas derivados de querer vivir su vida con libertad en un pueblo pequeño, donde todos se conocen y donde a ella le encanta vivir.

En marzo de 2016 corrió el maratón de Barcelona, donde rebajó su marca hasta 3:18:41 y su siguiente reto, el maratón de Donostia 2016, lo afrontó poniéndose en manos de Ainhoa Aierdi (Sasoituz), que le impuso una dieta estricta. Tan estricta que un médico con el que solía coincidir en el desayuno le dijo algo así como: Beronika, no hago más que verte comer alpiste, pero todavía no te he oído cantar’.

Y así hizo 3:11:39 en el maratón
de Donostia 2016
Ese 27 de noviembre tuvo pocas oportunidades de cantar, porque se encontró con sus límites físicos y mentales, descubriendo que era más fuerte de lo que creía. Pese al inmenso sufrimiento, terminó en 3:11:39 y es uno de los mejores recuerdos que tiene de su experiencia atlética, junto con el cuarto puesto en los 20 km de El Correo, en Bilbao, en septiembre de 2016, cuando superó a cien metros de la meta a la chica que le precedía. También dice que disfrutó mucho en la B/SS del año pasado, que corrió conmigo, en la que afirma que si le hubieran hecho control antidoping hubiera dado positivo por endorfinas. Eskerrik asko! Beronika.

Ha tenido momentos malos y el pasado verano se retiró en la carrera nocturna de Elgoibar. La única vez. No fue un problema físico, sino emocional, que le vino en un momento muy duro. También me he retirado alguna vez de una carrera y sé lo mal que sienta.

Su siguiente paso, ya en la temporada 2016-2017, fue federarse. Ese cazatalentos que es Juan Ignacio Sampedro decidió reforzar el equipo de veteranas del Durango y se fijó en ella, que ya ha debutado en cross, con buenos resultados y que por Reyes se regaló unas zapatillas de clavos, no vaya a ser que saliera a correr con aquellas viejas zapatillas de monte con las que dio sus primeras zancadas.

Gozando en el Cross
Su próximo objetivo es la Carrera del Empresas del 7 de mayo, con sus compañeros de trabajo y hasta que se plantee repetir el maratón de Donostia, hará carreras de hasta 10 km, para descansar cuerpo y mente.

Ser madre de 4 hijos en esas edades, trabajar, entrenar y hasta cantar en el coro de Markina, que ensaya los lunes y los jueves de 21:30 a 22:45, o ayudar a entrenar a un grupo de mujeres, que se juntan de 19:00 a 20:00 cada viernes, exige una planificación y una constancia al alcance de muy pocas y muy pocos.

Muchos de esos entrenamientos son en solitario, sin música, porque le gusta oír lo que le rodea y le gusta oírse, pensar, dar mil vueltas a los problemas y las emociones. A veces, corre con Lide Azkue, y ese día toca terapia. A veces con un grupo de korrikalaris de Markina. Si toca una sesión dura, de esas que te hacen sudar desde los días previos, suele pedir sopitas, a ver si alguien se anima a tirar de ella. Y siempre, siempre, vuelve de entrenar mejor de lo que había ido. También me reconozco en ese comportamiento.

En la última Lilatón
Tiene 42 años, es joven atléticamente y seguro que sigue mejorando, en lo deportivo y en lo personal, superando los miedos que le quedan, para los que correr se ha convertido en una herramienta imprescindible. Y un espacio en el que ha conocido a muy buenos amigos, entre los que me honra contarme, junto con otros más ‘ruidosos’, como Unai Azpiazu

Os podría contar muchos más detalles de Beronika Noya, una membrillera a la que le encanta el chocolate y que todavía canta a sus hijos antes de acostarles.

4 comentarios:

  1. Nire herrixen esaten daben lez, "superpolitxe". Aupa Beronika, eta eskerrik asko, Gabriel, etzaitut ezagutzen baina oso ondo erretratatu dozu gure txapeldunari

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  2. Aupa, Beronika txapeldun!!!! Zu bai zu!!! Besarkada bat!

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  3. La historia de Beronika es maravillosa. Merece ser contada y que todo el mundo conozca el valor del esfuerzo y la superación. Nos va a dar muchas más alegrías, seguro. Gracias por contarla Gabriel!

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  4. Ze polita, Gabriel, emozionatu in naiz, aupa Beronikaaaaaa!! Oaindik zenbat sorpresa eman ber dixkigun... ta nik albuan eotia espero det, momentu on (eta txar) asko alkarrekin konpartitzeko!

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