jueves, 4 de julio de 2013

Muxia-Fisterra

A las 8:45 hemos arrancado la última etapa de nuestro Camino de Santiago a Fisterra. No hemos podido disfrutar de la espectacular vista de la costa de Muxia a causa de la niebla. Además, durante la primera hora nos ha acompañado un sirimiri del que hemos disfrutado, por tenerlo casi olvidado.

El magnífico puente de Vaosilveiro
Después de 2 kms. por la carretera de la costa, hemos comenzado una larguísima subida que nos ha llevado hasta el Alto do mar de Ovellas, desde donde hemos bajado hasta Vaosilveiro, preciosa aldea de la montaña gallega, y Liras, ecuador de la etapa, donde no hemos parado y tampoco hemos visto su reputada playa.

Desde ahí nos esperaban doce larguísimos kilómetros, que se anunciaban sin dificultades y que, sin embargo, nos han enfrentado a una durísima subida atravesado Canosa, Padris, Castrexe, Buxan, Rial y San Salvador, cruzándonos con peregrinos que hacían la ruta 'tradicional' de Fisterra a Muxia.

La  bajada hasta San Martiño de Duio ha sido lo peor, tanto por su pendiente, como por el estado de la pista, irregular, con baches, y con muchas piedras. Menos mal que teníamos unas nueces con las que engañar al estómago... y al cerebro.

En San Martiño, hemos hecho una 'parada técnica' porque Pili estaba - como dicen los franceses- à bout des forcesA las 16:00, después de 30 kms. tan duros como espectaculares, con un sol de justicia, hemos llegado a la casa rural Prado das Viñas.

Fisterra
Mientras Pili se quedaba recuperándose, yo he cogido el bus hasta Santiago, con parada en todas las estaciones y apeaderos, que ha llegado a las 19:00 horas. En el camino, he ido leyendo 'Las leyes de la frontera' (Javier Cercas), del que os hablaré en un próximo post. He comprado 3 botellas de rioja reserva, con las que he subido, a pie, hasta el Monte de Gozo, donde el sábado dejamos el coche.

A las 20:00, he salido camino de Muxía, adonde he llegado poco antes de las 21:00, a casa de Kelen, a quien he devuelto el calzado que dejó ayer  a Pili y donde he 'olvidado' las 3 botellas de rioja reserva.

A las 21:30, estaba de vuelta en la casa rural. Ducha y cena con pulpo, pimientos de Padrón y merluza a la plancha, regada con una botella de Ribeiro y rematada con un flan espectacular.

Si esto no es el paraíso, se le parece mucho.

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