domingo, 11 de noviembre de 2018

En modo B/SS

Cuando te pones en modo Behobia, sabes que te esperan 20 km, que pueden durar una hora pelada, como la que les llevó a los primeros: Jaume Leiva, Iraitz Arrospide, Ivan Fernández o Ivan Acereda, o un ratito más, como el que tardamos los que nos alistamos tras la bandera de 1:45 que lucía en su espalda Beronika Noya.

Cuando te pones en modo Behobia eres consciente de que vas a tener momentos de euforia, de flaqueza, de dolor, de placer, de alegría, que vas a reconocer entre el público a familiares, amigos y conocidos, y que te van a animar personas que no conoces de nada y/o que no eres capaz de identificar.

Cuando te pones en modo Behobia entiendes por qué esta carrera para turistas atrae a la mayoría de los mejores fondistas vascos.

Cuando te pones en modo Behobia, superas adversidades, lesiones, accidentes, falta de sueño y toda clase de contratiempos, con tal de coger el topo de las 9:30, abarrotado de populares como tú, tan nerviosos como tú, aunque ya hayas corrido 27 y vayas a por la 28ª.

Cuando te pones en modo Behobia, y hace buen tiempo, como hoy, te bajas en el Paseo Colón de Irun y vas andando hasta la salida, en sentido contrario al de la carrera, te unes al público, que aplaude a los primeros, y te conviertes en uno más que aplaude, jalea y anima a los y las que van más rápido -¡qué digo!- mucho más rápido que tú.

Cuando te pones en modo Behobia, puede suceder que llegues seco al primer avituallamiento, aunque ayer te bebieras tres litros de agua, hoy casi dos, y hayas tenido que mear media docena de veces antes de la salida.

Cuando te pones en modo Behobia, corres con el doping psicológico de un público que te anima sin cesar, te llama por tu nombre, de niños que te ofrecen su mano para que la choques con la tuya, y consigue algo parecido a la repetición del milagro de los panes y los peces. Si el lunes hacías 13 km llanos a 5:43, con unas pulsaciones medias de 170 y llegando reventado, puedes ser capaz de correr 20 km con unas pulsaciones medias de 165, a 5:14/km y llegando con una sonrisa bobalicona que no sabes muy bien si es de felicidad, de incredulidad... o de todo a la vez.

Cuando te pones en modo Behobia ya estás pensando en correr la siguiente.

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