Me decía mi hijo Iñigo que, de haberlo sabido, hubiera corrido en alguna de las dos series de 8:20 de los 3.000s del sábado 27 de diciembre, en el Velódromo de Anoeta, en vez de la de 8:30. El tiene una mejor marca 8:32.18 y pensaba que podía mejorarla. 8:30 era un buen objetivo.
Entonces ¿cuál era el problema? El problema es que salieron nada menos que 20 atletas de muy parecido nivel y que gastó mucho para mantener su posición, en la parte delantera del pelotón. A falta de cuatro vueltas iba muy bien colocado y alineado con el objetivo, pero ya no le quedaban fuerzas. Me decía que en cualquiera de las dos carreras de 8:20 se hubiera puesto a la cola, corriendo cómodo, olvidándose de las luces y hasta, con un poco de suerte, recogiendo algún cadáver.
Volviendo a la carrera de 8:30, la liebre era el ochocentista navarro Mikel Calvo, que condujo perfectamente el grupo hasta los 1.700 metros.
Tercero y cuarto, en un gran kilómetro final, fueron Julen Azpiazu (8:29.97) y Hugo Mendoza (8:30.75). Los dos fueron a cola del pelotón, no se metieron en ninguna pelea y llegaron con muchísima fuerza al final. Los dos mejoraron de largo sus marcas personales, igual que el quinto, el navarro Ander Vera (8:35.26). Tiene 19 años.
Ander Camacho (17 años), que dio siempre la cara, solo pudo ser sexto, llegando sin fuerzas al final.
Peru Arregi, que venía de muy atrás, hizo una soberbia última vuelta, ganando muchos puestos, acabando octavo y haciendo marca personal (8:41.48).
De ahí en adelante, prácticamente todos corrieron por debajo de sus expectativas y algunos, como Iñigo, me dio la sensación de que se dejaban ir.
Fue una carrera muy buena para los cinco primeros y bastante decepcionante para casi todos los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario